< 169 >

191 33 2
                                    

El coche partió entrada la mañana con solo dos de las cuatro personas que habían pasado la noche en la residencia De Luque por expreso pedido de Samuel.

-Quiero que solo papá me acompañe- fueron sus exactas palabras.

Su novio odiaba las despedidas y Guillermo lo sabía, pero aquella vez pareció doler como el infierno, quizás hasta un poco más.

-Quédate con esta imagen, la de los dos aquí, en mi casa, tranquilos, juntos- susurró Samuel contra los labios de su novio después de pedirle que no lo acompañase -Quédate con esta versión de mí, la que aún tiene esperanzas, por si llego a perderlas luego- Guillermo quizo oponerse, pero no pudo -Siempre tendrás un pedacito de mi y yo uno de ti, ¿lo recuerdas?

Pero a pesar de todo, el menor de los dos no pudo evitar derrumbarse cuando vio el choche en el que iba su novio perderse en la lejanía. Lloró, lloró como no lo había hecho en todo ese proceso: con desesperación, con angustia dolorosa, con la sensación de que iba a perder la conciencia por ello. Lloró aferrado al cuerpo de su suegra como si su vida dependiese de eso, estrujando su cintura con la poca fuerza que le quedaba.

-Estará bien- la escuchó susurrar entre lágrimas -Estará bien.

Lo sabían, estaban convencidos de ello, pero eso no quitaba el miedo ni la incertidumbre; Samuel se había mostrado optimista, dispuesto y centrado, pero aún así no podían asegurar nada. Y eso... eso calaba hasta lo más profundo de sus corazones y los lastimaba.

Solo podían aferrarse a la palabra de Samuel y esperar que, de una vez por todas, aquel infierno comenzase a llegar a su fin.

Deathbeds [Wigetta]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum