Deathbeds [Wigetta]

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La policía está en su búsqueda y aún no saben nada de él habían sido las únicas dos frases que Guillermo había logrado escuchar de boca de David cuando este comenzó a hablar, por lo que ahora solo podía registrar bocas moverse y ojos vidriosos, personas que se miraban entre sí con lástima y desesperación, que esperaban al igual que él que todo aquello fuese una cruel mentira.

Todos esperaban el momento en el que Samuel llamase diciendo que era una broma, pero ese momento parecía no querer llegar jamás.

Bajó la mirada a sus rodillas, lugar donde estaba su móvil, y nuevamente releyó aquel mensaje que había, de alguna forma, marcado su despedida y que él no había siquiera sabido contestar.

Y te amo y amaré infinitamente. Nadie te amará como yo, ¿vale? Es algo imposible

Eres el amor de mi vida y lo serás por siempre y para siempre

Estoy completamente enamorado de ti

De tu bondad, de tu cariño, de tus besos, de tus pequeñas sonrisas por la noche antes de caer dormido y de tu ceño fruncido por la mañana cuando despiertas. Estoy enamorado de tu cuerpo, de tus gemidos, de lo excitante y adorable que puedes llegar a ser a la vez

Te amo y te amaré por siempre

¿Cómo podía llegar a sospechar que aquellas palabras significaban su adiós? ¿Cómo iba a pasársele por la cabeza que era un grito desesperado por ayuda y no simplemente palabras de afecto?

-Deja eso, cariño. Por favor- susurró su madre con pena tras captar en que se estaba enfrascando su hijo, causando que el menor levantara la vista.

Todos lo estaban observando con súplica, como pidiéndole que dejase de torturarse con todo lo que estaba pasando, pero en su lugar Guillermo devolvió la vista al aparato y releyó el mensaje nuevamente, sintiendo como sus ojos volvían a derramar lágrimas.

¿Por qué no le había dado siquiera una oportunidad?