—Márcame por favor — las palabras salieron de mi boca, así como así. El detuvo los besos en mi cuello y me miro al rostro con una expresión confusa.
—¿Segura? — asentí.
—Nena, pueda que no quiera controlarme ni que pueda.
—Lo es — susurro acomodándome mejor encima de él. La posición en la que estamos me resulta muy cómoda. Con el sentado en el sofá sosteniéndome horcadas sobre él. Me da cierta sensación de poder en el —Quiero tu seas el primero... y el único.
A el se le forma un tierna sonrisa.
—Yo planeaba que fuera mas especial — dice acariciando mis brazos con las manos temblorosas. No estoy segura que si es por nerviosismo o anhelo.
—Momentos contigo al lado ya son especiales.
Y me besa, con fuerza, con necesidad. Tomando con sus manos mi cuello tratando de tenerme mas cerca si es que fuera posible.
—Dilo otra vez. Confírmame que estas lista.
—Estoy lista — digo apenas recuperando el aire que el me robo con el beso.
Me vuelve a jalar a sus labios y no dudo en aprovechar pasa desabotonar su camisa. Una vez veo su pecho desnudo lo alejo parándome para ir a mi mochila y conseguir el condón que Lydia me regalo en broma. Pero tendrá un buen uso.
Se lo agradeceré más tarde.
Me monto de nuevo sobre el enseñándole el condón provocando que ría.
Somos almas gemelas, eso ya lo sabemos. El primer día que lo conocí fue en el veterinario, llevé a mi gatita para revisarla, y él estaba ahí junto a Scott. Para resumirlo, el no quiso dejar que saliera devuelta a mi casa. Me tomo en sus brazos como su posesión que la verdad me molesto mucho al principio.
Aquí estamos unos meses después. Totalmente enamorada de él.
Nunca he estado con nadie de manera sexual, y el tampoco. Por lo que no puedo evitar seguir muy nerviosa mientras el me quita la ropa.
Pero se que de cierta manera hace que sea mas especial.
—Eres todo una hermosura mi vida — susurra en mi oído metiendo sus dedos en mi ropa interior manoseando mi clítoris. Gimo y le devuelvo la sonrisa. Lo veo a los ojos mientras me mete los dedos, no es la primera vez que nos masturbamos frente al otro. Solo que ahora está la emoción de que sabemos que llegaremos más lejos.
—Tan mojadita — dice entre dientes viendo abajo a donde sus dedos encuentran mi humedad.
—Estoy lista — lo beso quitándome por completo la ropa interior. Ahora el mee ve totalmente desnuda. Me toma de la cintura y me vuelve a tirar sobre él. Ahora que solo tiene su bóxer siento muy evidente su muy dura erección.
La verdad tiemblo de la ansiedad, de tenerla ya dentro mío, saber cómo se siente deslizándose en mí. Saco su erección y con los dedos rozo su punta donde sale algo viscoso y blanquecido lo que lo hace gruñir. Alec se apura a abrir el condón y colocárselo.
Cuanto ya esta totalmente erecto y con el condón puesto me ubico encima de este poniendo la punta donde se que metía mis dedos.
—Mírame bella — me pide y lo hago aun manteniendo su pene en posición, pero aun si tocarme del todo —Toda va a estar bien, no te hare daño.
Me da ternura que piense que es miedo a que me haga daño, en realidad me muero de nervios y de calentura.
Le sonrió mientras voy descendiendo y siento que la cabeza a entrado. Abro la boca aspirando aire por lo raro que se siente saber que es el. Alec quiere mantener su ojos en los míos, pero sé que no puede evitar ver a donde nuestros cuerpos se están conectando por primera vez.
—Baja un poco más — me pide.
Lo hago no se cuento, pero voy despacio por que hay una punzada de dolor. Oído a Alec gruñir soplando aire por la boca y sus manos apretando fuerte mis caderas.
—Mas — pide.
Pero no logro defender mucho cuando las manos que me sujetan me tiran hacia debajo de un tirón. Gimo de dolor cerrando los ojos. El de inmediato me suelto y toma mi rostro.
—¿Te lastime?
—Estoy bien — lo tranquilizo.
Me quedo quieta notando como el dolor se va esfumando despacio.
—Ya no sigamos mejor
—¡No! — reniego comenzando a moverme de atrás a delante de manera lenta cerrando su boca y yo comenzando a sentir cosquillas placenteras.
Acelero poco a poco dejando atrás el dolor comenzando a embriagarme en placer. Levanto mis ojos para verlo y los suyos ahora están completamente amarillos brillantes a lo que me muerdo los labios viendo esa imagen de el y sus lindos ojos lobunos desnudo bajo mío totalmente excitado.
El toma mis caderas nuevamente y me ayuda a seguir con el movimiento. Pego mi frente a la suya gimiendo sobre su boca. No quiero que este momento termine, quiero durar toda la noche así con él.
Lo monto acelerando la velocidad ya el dolor inexistente y el placer aumentando.
—Prométeme — comienza a hablar —juntos hasta la otra vida — me pide.
—Juntos hasta la otra vida — prometo.
Beso su boca, pero él me aleja gimiendo y busca mi cuello y siento sus colmillos rozar mi piel y en fracción de un segundos los entierra. Gimo en una combinación de dolor y placer. Por alguna razón siento que el placer se multiplica por tres y pongo los ojos en blanco parando de moverme, pero él es ahora quien me toma y me penetra a todo dar.
Por favor que mañana no pueda caminar.
Grito al tener mi orgasmo de repente, quise contenerlo, pero me fue imposible. Y el gruñe en mi boca. Los dos llegando al orgasmo.
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