Sus ojos claros se me quedaron viendo con total confusión analizando mis planes maliciosos. Tal vez no debería de decirle el reto. El es el mejor amigo de mi hermano. Es probablemente muy mala idea.
Pero soy buena con las ideas
—¿Seré agredido de alguna manera? — pregunta dando otro trago de su cerveza.
Miro la mía en mis manos casi vacío ¿Cuántas he tomado? Unas tres creo. Debería parar y dejar que la ebriedad se me baje. Pero ni que estuviera totalmente perdida, se lo que hago ¿Verdad?
—No necesariamente — digo aun viendo la botella intentando aguantar las inmensas ganas de reír que me entraron así de repente. Solo imaginarlo. Levanto la mirada y lo quedo viendo sigue analizando la situación aun sin parar de verme hasta que contesta.
—Esta bien, acepto tu reto ratoncita. Se buena
Una inmensa sonrisa aparece en mi boca y procedo a levantarme. Dejo mi botella en la mesa frente a nosotros, le quito la suya y la dejo al lado de la mía. El mira con detenimiento cada movimiento. Le indico que se siente bien en el sillón.
Creo que hacer esto en la sala de estar es mala idea, alguien podría venir y vernos. En especial mi hermano si vuelve temprano de sus tutorías.
—¿Qué es lo? - — lo hago callar y mantengo mi mirada en sus ojos a la vez que me pongo en mis rodillas frente a él.
No cruzamos mas palabras mas de las que parecemos decirnos con las miradas. Mis manos un poco torpes van a su cinturón y estudio sus expresión cuando lo desabrocho. Parece estar nervioso por como su pecho sube y baja pero no parece que le desagrade la idea por que sus ojos son oscuros y lascivos.
Sigo con mi trabajo hasta que tengo su miembro en mis manos, lo masturbo suave y lento comenzando a sentirlo ponerse duro en mis dedos. Mi entrepierna palpita cada vez que lo escucho gruñir y empujar sus caderas hacia mi mano.
Sus ojos pasan de ver hacia los lados asegurándose de que nadie entre o vea algo y luego mantiene su mirada en mí. Siento sus dedos pasar mi brazo a mi cabello mientras me acerco.
Ahora que lo tengo duro procedo a lo siguiente. Sin dejar de verlo acerco mi boca su miembro y paso mi lengua por el para luego meter una buena parte de su gran pene dentro de mi boca. Disfruto las caras y el gran suspiro que se le escapa.
Cierra sus ojos con fuerza como si estuviera intentando contenerse, pero poco lo creo por que luego sus mano toma mi cabello y me guía con cada penetración en mi boca. Siento la necesidad crecer entre mis piernas, pero no planeo para y me concentro en dar la mejor mamada robándole mas de sus pequeños gemidos y sus caderas moviéndose en círculos.
—Carajo, te ves tan bella así
Gimo con el en mi boca al escucharlo decir eso. La vibración de mi gemido parecido gustarle por que tembló un poco.
—Sigue así y me vendré para ti.
Solo necesito decir eso para acelerar y chupar mas fuerte. Gruño con fuerza dejándome tomar el control. Su agarre en mi cabello incremento.
—Dios mío, me voy a venir nena.
Alejo mi boca y lo sigo masturbando con mi mano y basto de unos segundos para que se viniera llenando mi mano y sus pantalones de ese chorro de semen que salió disparado de el a la vez que gruñía.
Mire asombrada el líquido pegajoso y caliente en mi mano disfrutando el hecho que fui yo quien lo hizo venirse.
Levante la mirada pare verlo, su pecho aun baja y subía repetitivamente, pero no fue en el momento que vi sus ojos ahora amarillos que me di cuenta lo increíblemente bien que se sentía poder descontrolarlo.
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Que calor
Y... ¿Cuántos fueguitos le dan?
Espero haber podido sonrojarlas, ese fue el capitulo de hoy de mi mente perversa para ustedes.
