Él me toma de cuello obligándome a verlo para que su palabras me queden claras.
—Cuando decidiste decir si acepto te volviste mia amor, no lo olvides
—Tu eres el que no pasa en casa todo el día
—Eso no significa que no te ame, ni evita que pueda hacer esto.
Me toma sobre su hombro, ignorando mis quejas nos lleva al sillón de la sola donde me baja y se pone encima de mí. Me besa a la fuerza ya que en este momento me encuentro molesta con el pero a el solo parece excitarle.
—¿Quieres te recuerde cuanto te amo?
—Quítate Chris
El no obedece en cambio lleva su mano a mi muslo masajeando provocándome cosquillas placenteras y así comienza hasta que va viajando entre mis piernas donde me quita mi short de pijama y mete uno de sus dedos en mí.
—Estas bastante mojada para estar molesta
—Cállate — espero rindiéndome ante el vaivén de sus dedos y besándolo.
Chris no espero más, los besos subieron de tono, la ropa comenzó a desaparecer hasta que por fin estamos desnudos y el mete su eje en mí. Sexo rudo es en lo que estamos especializados. Con el todo es potente y jamás me aburriría de esto. Gimo en su oído con mis piernas envueltas en su cintura dejándome llenar por él.
Lo oigo gruñir, y en este punto cuando no puede contener sus gruñidos se que esta tan cerca del orgasmo como yo. Procede a besarlo y mientras lo beso me dejo ir gimiendo sobre su boca volviéndolo lo suficientemente loco para que también se corra.
Nuestras respiraciones agitadas se combinan mientras nos miramos a los ojos y nos recuperamos.
—Te amo — me dice
—Te amo — le contesto.
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