Peter me carga todo el tiempo hasta el hospital, en lo único que puedo pensar en este momento es en el dolor en las costillas y el creciente dolor de cabeza. Comienzo a ver puntos blancos inexplicables y me quejo sin poder ocultarlo.
Peter parece darle instrucciones a las enfermeras que me reciben y me acomodan en una camilla. La presión en mi cabeza incrementa y el mareo empeora. Lo se segundos antes de que pase, me voy a desmayar.
Y todo se apaga.
Peter
Ver su cuerpo débil y inconsciente altera todo mi ser. Ella va a estar bien, tiene que estar bien.
Los doctores y enfermeras se apresuran a llevárselas concentro mi audición y escucho que le harán exámenes rayos x y que será necesario sedarla.
Siento mi corazón estrujarse por dentro, es una sensación que odio. Esto no es justo. Ella es la persona que menos se merece sufrir.
Lo único malo que a hecho es estar conmigo.
Yo se que no soy el tipo para ella, tal vez nunca la haga realmente feliz, pero ella si me hace feliz a mí. La felicidad es un sentimiento lejano desde la tragedia Hale, desde que debo cuidar a mi sobrino y no tenemos a muchos mas en quien confiar.
Debería asegurarme que se mejore regresarla a salvo y alejarme de ella. Pero el problema es que no la quiero dejar ir.
Cuando la felicidad es buena, sana y correspondida no debería ser negada. Y ella es ese tipo de felicidad para mí.
Las horas pasan y me desespera no tener ninguna noticia de ella. Hasta que por fin una doctora se me acerca.
—¿Eres el novio de T/N?
—Si
—Ella ya está mucho mejor, asegúrate en comprar estas medicinas y pronto se recuperará por completo.
Acepto el recetario que me tiende y la acompaño hasta la habitación donde la tiene. Una vez entro siento que el nudo en mi garganta se alivia un poco al verla despierta solo que esta conectada a un suero intravenoso y tiene varias vendas que rodean sus costillas.
—Quiero esperar un par de horas para saber como su cuerpo reacciona al los medicamentos y que se recupere un poco del sedante.
Asiento sin voltearla a ver, mis ojos solo están posados en la chica en la camilla. Ella me ve y se le forma una sonrisa triste. La doctora se va en un momento y ya por fin estoy lo suficiente cerca de mi chica para tomar su mano que me pone nervioso lo helada que esta.
—Hola — me saluda volviendo a sonreír con una mirada un poco perdida.
—Hola pequeña caperucita ¿Qué tal te sientes?
—Mmm... drogada, muy drogada — se ríe.
Eso no me causa risa, sigue sedada. Estaba tan adolorida que se desmayo por el dolor y debían sedarla por ello.
—Todavía no les he llamado a tus padres, pero si gustas los llamo enseguida
Ella niega
—No. yo quiero descansar un rato antes... de ver a mi papas
Asiento comprendiendo, ella menciono que se ponen algo histéricos cuando le pasa algo. Busco una silla y con el pie hago un malabar para acercarla y poder sentarme a su lado sin soltar su mano.
—Oye— me llama y busco sus ojos que están brillante y viendo de manera dulce que a veces suele verme y eso calienta mi pecho con alivio —¿Cómo llegaste tan rápido? No había nadie mas que ellas y yo en la escuela.
La miro por unos segundos mas apreciando su belleza. Si realmente tengo planeado mantenerla cerca mío sabia que estas preguntas iban a llegar.
—Te lo contare cuando te mejores caperucita, aun sigues sedada
—Dímelo Peter — ella usa ese tono de voz y su mirada cambia a una de cachorrito reprochador.
—No pequeña, quiero que te mejores primero
—No mejorare si la duda me persigue
Suspiro cansado, ella nunca dejara ir en paz este tema. Ya la conozco lo suficiente.
—Bien, te diré una pista — ella asiente alegre — Este pueblo nunca fue normal, para que sepas esto vas a necesitar tener tu mente abierta.
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Bien aquí esta la segunda parte de Pequeña Caperucita, amo este tipos de imaginas con el Peter Joven. ¿Qué les pareció a ustedes?
Espero fuera de su agrado, ese fue el cap. de hoy.
