Parrish +18 - Esposada

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—No me levantes la voz querida

Lo sigo viendo frustrada. Enserio se va a poner la defensiva si he sido yo la que debe estar ofendida.

—A mi no me dices que hacer querido, pensé que te lo había advertido cuando nos casamos.

Él sonríe, pero no es de alegría da unos pasos hacia a mi con un cara que conozco.

—¿Enserio te parece bien irrespetar a un oficial querida?

—Yo nunca ha sabido respetar a la autoridad amor mío

Ahora se acerca de inmediato hacia a mi empujándonos ambos hasta que mi espalda queda contra la pared. Es tanta su cercanía y su autoridad con su mano tomándome del rostro mientras sigue hablando sobre mis labios.

—La rebeldía se puede solucionar, no se cuantas veces tenga que hacerlo, pero hare que hagas lo que diga como yo diga mi vida

—Sigue soñando

Sus manos toman los mías y las sube sobre mi cabeza, yo sin despegar mi mirada de la suya no me di cuenta el momento en que tenía las esposas, pero solo me percaté hasta que sentí lo metálico rodear mis muñecas.

—Oh querida lo e estado soñando, y ahora a ti te hare ver las malditas nubes.

Sus labios se estampan con los míos su peso corporal encima del mío evitando que si quiera me mueva un centímetro que solo pueda sentirlo a el y recibir cualquier contacto que me dé.

—Abre las piernas amor — ordena.

—No.

—Hazlo — sigue dándome ordenes sin que rompamos mucho el beso, nuestras bocas nunca se separan —Muéstrame — su mano baja a abrir mis piernas tocando mis muslos cerca de mi zona palpitante por encima de la tela del pantalón. Lo desabrocha y mete su mano —Muéstrame si estas lo suficientemente necesitada a este punto.

No me hace falta decirlo, sus dedos encuentran la respuesta y lo hace sonreír. Ama el hecho que mi cuerpo me traicione y ame cada toque y roce de parte de él. Si mano sube de nuevo y me hace una seña con la mano para quedarme quieta. Prosigue a desvestirme, debería ponérselo más difícil pero ya estoy empezando a caer y me gusta ver y sentir sus manos quitando cada prenda. Solo esta satisfecho hasta que estoy desnuda frente a él. Es ahí cuando procede a desabrocharse el cinturón y mi adrenalina aumenta.

Aun así, esto es como un castigo así que se mantiene a unos pasos lejos míos mientras saca su miembro y lo empieza acariciar poniéndolo cada vez mas duro y grueso en su mano.

—Si quieres que te folle pídelo amor mío — acelera sus movimientos en el —si lo pides lo suficiente tal vez lo haga

Mis piernas empiezan a flaquear como gelatina y no dudo en pedir, es vergonzoso, pero con el no hay pena que me detenga.

Aun pegada a la pared con las manos esposadas arriba de mi cabeza comienzo a pedir con mis ojos suplicantes.

—Follame

El cierra los ojos al escucharme dejándome seguir

—Follame por favor

Sigo unas cuantas veces hasta que el abre los ojos y da un paso cerca.

—Sigue mi reina, dime que quieres sentirme entre tus piernas entrando y saliendo de ti numerosas veces.

Gimo como si casi pudieras sentirlo.

—Follame Parrish follame Por favor.

—No me convences aun amor

—Parrish te necesito

Esas ultimas palabras fueron su gota del vaso, ahora elimina cualquier distantica y me hace enrollar mis piernas alrededor de el y sin piedad me penetra. Es cuando este lado de el se activa cuando puedo realmente ver las estrellas con los ojos cerrados. Sin remordimiento me embestía una y otra vez, mi vagina abrazando su gruesa erección que introduce en mi como si de eso pudiera respirar y se le acabara el aire. No debo ni puedo hacer nada. No lo puedo tocar con mis manos ni tengo mucho movimiento por la posición que tenemos. Solo puede recibir cada oleada de placer que me da con cada bombeo dentro de mí. Cierro los ojos y gimo en su oído ignorando el creciente dolor en mi espalda por su fuerza que hace que coque contra la pared.

Tengo mi primer orgasmo, ralentiza sus movimientos sintiendo la fuerza con la que mi orgasmo lo aprieta, pero solo me dio un minuto de descanso, vuelve a iniciar con su penetraciones sobre estimulándome y solo puedo seguir recibiendo. Grito y grito por las sensaciones el gruñe y en ningún momento se detiene. Perdí la noción del tiempo solo entendí que estoy de nuevo tan cerca del segundo orgasmo y el lo sabe así que baja su mano y juega con mi clítoris.

—Te amo, no te enojes conmigo amor mío — susurra con su respiración agitada y solo puede dejar venir mi orgasmo apretándolo a él. Gruñe disfrutando la sensación de mi apretada vagina. Una vez mi orgasmo termina sale de mí, me suelta las esposas y me pide ponerme de rodillas.

No lo dudo y lo hago, su pene entra en mi boca y lo puedo sentir palpitando, se masturbo en mi boca unos pocos segundos y pude sentir el disparo de su dulce orgasmo. Nada de el me da asco así que con gusto lo saboreo y trago su sabor.

—Dios que maldita hermosa eres — dice levantándome envolviéndome en sus brazos. 



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