Stiles y yo somos amigos, del tipo de amigos que se coquetean. Aunque es muy obvia la atracción mutua entre los dos ninguno nos atrevemos a dar el paso.
Apenas escucho el timbre de la puerta salgo corriendo como tal rayo y mi sonrisa se agranda cuando mis ojos encuentran los suyos.
—Hey.
—Hey.
Me hago a un lado para dejarlo pasar y disfruto el delicioso aroma. Como de costumbre subimos a mi habitación nos acomodamos en la cama con un libro de matemáticas entre nosotros y nos concentramos en él. Admito que es difícil concentrarme con él a unos centímetros, pero creo aprendo mucho mas de él que cualquier profesor.
—Debes multiplicar no dividir- tire el lápiz con frustración.
—De verdad que odio las matemáticas.
El me miro con diversión y antes de que pudiera decir algo el timbre de su teléfono lo interrumpió. Se levanto para tomarlo al leer el mensaje su expresión cambio a preocupación.
—¿Pasa algo? — pregunte.
—Tengo que irme.
—Es sobre la manada ¿no? — el me miro triste.
—Lo lamento.
—No importa, de todos modos, voy a reprobar matemáticas- cerré mi cuaderno y él se sentó a mi lado.
—Nada de eso, apenas termine vuelvo y estudiamos.
—No es necesario.
—Sabes que haría cualquier cosa por ti- nuestra mirada se conectaron y sentí una chispa de adrenalina crecer en mí. No sabía que responder, solo me quede viéndole embobada. Sentí su mano tocar la mía cuando intenta tomar su libro reaccione y lo acompañe a la puerta.
—Odio que hagan esto, se ponen en peligro.
—Me alegra que te preocupe nuestra seguridad.
—Cuídate ¿sí? — el capto mi preocupación en mi voz.
—Te juro que volveré al final del día- le sonreí con nostalgia.
—Pero necesito algo de suerte y creo que tú puedes dármela— lo mire confusa.
—¿De qué form-
Sus labios se estrellaron con los míos y sus manos buscaron mi cadera atrayéndome hacia el de una manera que agradezco estar entre sus brazos y no caer al suelo. Sus labios me besan con una ferocidad casi necesitada como si estuviera saciado su sed eterna.
Mi espalda toca algo solido que luego identifique como la pared. Eh imaginado esto tantas veces, bajo la lluvia, en un parque o incluso dentro de un auto. Probé por primera vez sus labios en la entrada de mi casa pegada a la pared bajo el farro de luz, pero lo único en lo que puedo pensar es en él y sus labios acariciando los míos. No podría haberlo imaginado mejor.
—Volveré solo para volver a probar estos— su dedo pulgar toco mis labios. No pude más que asentir, nada podía salir de mi boca como si él me hubiera robado la voz. El me guiño el ojo para después girarse hacia su jeep y luego desaparecer en la carretera.
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