—No me da la gana — me dice el con su ceño mas fruncido de lo normal y evita que hagamos contacto visual.
—Guapo no hay razón para estar celoso
—¿Quién dice que estoy celoso?
—Es muy fácil, reconozco muy bien tus muecas de celoso.
Entramos a su apartamento y camina a pasos grandes intentando alejarse un poco de mi.
—Derek — lo tomo del brazo
—¿Qué?
Con ambas manos acaricio sus mejillas que ayuda que me mire por fin.
—Yo soy tu novia, tuya. El es solo un viejo amigo
—Te estaba viendo el culo
—Pero solo puedes tocarme el culo — rio.
Mi comentario por suerte lo hace sonreír
—Repite eso
—¿El que?
—Lo que eres mia
Enrollo mis brazos alrededor de su cuello
—Soy tuya
Su boca estampa con la mia robándome un beso totalmente posesivo como si esa fuera su manera de marcar territorio acompañado de su apretón en mis glúteos.
—Otra vez
—Mejor te lo demuestro de otra manera
Lo empujo al sillón donde puedo montarme sobre sus piernas y mientras seguimos besándonos y así puedo comenzar a mover mis caderas con las de él. Con cada movimiento podía sentir un bulto crecer y crecer.
Sin previo aviso sentí como el me tomo en brazos y me hizo cambiar de posición ahora yo recostada en el sillón. Sus ojos conectaron con los míos mientras bajaba de poco a poco hasta que entendí sus intenciones.
Sus agiles manos me bajaron lentamente mi short, dejándome con mi ropa interior, en el estudio rápidamente como si le gustara la manera en que se me mira. Sentí dos de sus dedos tocar la tela lo que hizo recorre placer en mi cuerpo y eso que solo me toco con los dedos. Deslizo la tela aun lado sin quitarme, pero si permitiéndole espacio para poder ver y hacer lo que quiera con ella.
—Hmm huele como a mia
Me quede embobada viéndole mientras acercaba su rostro y al fin pude sentir su lengua recorre mis pliegues, la humedad y calidad, la manera en que chupaba lamia y adoraba mi parte mas sensible me hacia poco a poco perder la cordura.
Metió su lengua en mi y creí que me iba a correr, pero la saco y siguió lamiendo, su manera de tortúrame me vuelve loca y estaría bien si el fuera mi torturador de toda la vida. Sentí su mirada en mi pero no quise voltearlo a mirar directo a los ojos, tuve que arquear la espalda cuando uno de sus dedos entro en mí.
—¡Derek!
Mi cuerpo tembló acompañando a mi gemido diciendo su nombre en voz alta. Mi vista se nublo unos segundos con placer.
Cuando me recupere me estaba volteando y colocando en cuatro. Me ayudo a quitarme la camiseta y a desabrochar el bra. Sus manos se apuraron a tomar mis pechos y amasarlos para luego pellizcar mis pezones con dureza. Eso me hace chillar y eso a el le gusta. Besa mi cuello y me vuelve a incorporar para soportar mi cuerpo con mis manos en el sillón. Ahora sus manos viajaban de mis hombros a través de la espalda hasta la curva de mis caderas.
—Dilo otra vez
Amm ¿Qué es lo que quiere que diga otra vez?
Sentí un azote en mi glúteo izquierdo
—Dilo amor
—¡Soy! ... tuya
—Mia joder
Sin protección lo sentí entrar en mi al principio lento dejándome acostumbrarme a su intrusión, solo espero unos segundos para comenzar a bombear sus caderas contra mí. Su mano me tomo fuerte de la cintura y me impulsaba hacia el logrando que entre en mi fuerte y brusco tal como nos gusta. Esta posición permite sentir sus bolas chocando contra mi clítoris lo que alteraba más mis sensaciones.
—Por favor dilo otra vez princesa
—Tuya Derek
Una de sus manos tomo mi cabello y jalo de este logrando que pueda ver su rostro y a la vez arqueando mi espalda lo que hacia que su eje diera directo en mi punto G.
—Dios santo
—Eso es amor, córrete, pero no para dios, sino para mi
Sus movimientos no se detuvieron ni redujo su velocidad. Cuando siento que el orgasmo me consume toda y grito tratando de alejarlo, pero sigue moviéndose volviendo el orgasmo mas intenso.
El se sale de mí y termina masturbándose hasta que lo oigo gruñir medio gemidos y sentir un liquido caliente en mi espalda.
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