|enenínta dýo|

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Capítulo novegésimo segundo
¿Qué mierda pasó?
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¿Alguna vez se han fugado del salón de clases?

Yo no lo había hecho en mis dieciocho años de vida. Nunca.

Pero bueno, ahora estaba sentado en lo que era el jardín de Dawthorne, en una mesa de mármol negro con una sombrilla roja, con los chicos.

Las mujeres habían decidido ir todas juntas al baño por Ares, y nos alcanzarían allá.

—Oigan, creo que Alenna compró el mismo bolso que le iba a regalar mañana— Brad se llevó las manos al pelo, de verdad se veía estresado.

—Todos te dijimos que no le compraras eso— rió Elliot.

—Hasta la misma Dakota te dijo que no era buena idea, y si son cosas de Alenna debiste haber confiado en ella— le habló Adam en tono de regaño—. Quizá hasta la propia Alenna le dijo que te dijera que no le compraras el bolso ese porque ya lo iba a comprar ella.

—Pero eres un pendejo prepotente que cree que solo lo que él piensa, supone, hace y dice es lo correcto y la ley—sonrió falsa y forzadamente Geovanni.

Brad le sacó el dedo.

—Tu otra hermana— volteó a verme Elliot—, la pelinegra, ¿cómo se llamaba y qué tan peleada está con su novio?

—¿Esther? Como dos o tres días llevan sin hablarse, ¿por qué?

—En ese caso, por nada.

—... ¿Qué?

—Creo que Elliot iba a pedir una cita— canturreó Adam juguetón.

El aludido solo se rió.

—Adam, tú tampoco la vas a pedir— le replicó Elliot riéndose después de hablar—. Ares te mandó muy lejos desde la clase con Eddie en que dijiste era muy temprano para que te batearan, le hubieras visto la cara. Hasta tú mismo sabes que te va a decir que no.

—Ares quiere enfocarse en otras cosas— intervine—, no es personal con nadie, solo no quiere tocar el aspecto amoroso de su vida por ahora.

—Toda la vida me ha dicho que no, esté con ese pensamiento o no— suspiró Adam.

—¿Sí recuerdas que hizo parkour de una relación a otra y prácticamente acaba de realmente terminar la segunda, verdad?—inquirió Geovanni, intentando darle ánimos—. En realidad  nunca ha estado soltera para rechazarte como tal. Haberte aceptado las salidas antes hubiera sido infidelidad.

—¡La esperanza es lo último que muere, campeón!— le animó Elliot, soltándole un manotazo en la espalda que resonó, haciendo primero como si le fuera a dar una palmada.

—Hasta que alguien la lleve al altar aún hay esperanza— agregó Brad.

—Y aún así no es un indicativo muy  seguro— ladeó la cabeza Geovanni.

—Dejen de hacerme sentir como si tuviera una oportunidad, ¿quieren?

—Eso dices y bien que le vas a estar trayendo flores mañana— Elliot volvió a darle un manotazo en la espalda a Adam.

—¡Lo vas a lesionar y hoy ya volvemos a entrenar!— gritó Geovanni con bastante dramatismo actuado.

—No le pasa nada, está más fuerte que Arnold Schwarzenegger.

—Esperen. Joseph— se giró Adam hacia mí—. O sea, sí es cierto. Sí le quiero regalar flores a Ares mañana pero no sé cuáles le gustan.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now