|exínta dýo|

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Capítulo sexagésimo segundo
¿Seríamos los últimos?

Jamás había sentido algo parecido en mi vida, ni lo volví a sentir nunca. 

Ni siquiera puedo explicarlo, lo recuerdo y quiero llorar. Ese momento lo considero el peor de mi vida entera.

Sentí que el corazón se me iba a salir del cuerpo, pero al mismo tiempo que me bajó a los pies. Mi vista se nubló, el estómago me hizo un nudo terrible y mi garganta parecía haberse cerrado por completo. Sentía que me faltaba el aire, sentía una opresión en el pecho.

Y por supuesto, me convertí en un mar de lágrimas. 

Pero estaba paralizado. 

Mi boca estaba abierta, y la de mi padre también. 

Él ni siquiera era capaz de mirarme por completo. Por un segundo, sí lo hizo, pero después pasó la mirada a Geovanni, aunque tampoco duró mirándolo mucho. Pasaba la mirada de uno a otro y después se tapó la boca con una mano y miró toda mi habitación menos a nosotros. 

Tenía los ojos demasiado abiertos. Solo miró mi techo por unos segundos que me parecieron eternos. 

Después me miró decepcionado, negó con la cabeza y estrelló la puerta tras irse. 

Esa mirada, me dolió más que mil cuchillos encajados en mi espalda al mismo tiempo.

Me sentí muy débil al momento de levantarme y abrir la puerta desesperado. Geovanni me hablaba, pero lo escuchaba súper lejano. Me quiso jalar de la muñeca, pero no lo dejé. Fue como si me desconectara de todo al momento en que me gané la decepción de mi padre. Me sentí desarmado al momento de que me miró así.

-¡Papá!- grité, sentí mi garganta desgarrarse del llanto. 

Corrí a la puerta, y la abrí. Mi papá caminaba por el pasillo apresurado, y como alguien que lo conoce, sé que camina así de rápido cuando está enojado. Hacía mucho que no sentía tanto miedo. No desde  que Ares y yo sentíamos que nos iban a matar, cuando mi padre estaba en Asia. 

Pero este miedo era diferente. Muy diferente. 

Apreté el marco de la puerta con los dedos, era presa de la desesperación. 

-¡Papá, no es lo que crees!

No sé por qué dije eso, en serio. Sólo sé que me salió muy caro. 

-¿No es lo que crees?- cuestionó Geovanni a mis espaldas.

-¡No! Yo... Geo, yo...

-Geo nada. Yo ya me voy. Me dijiste que él ya sabía.

Joseph Stone cagándola desde 1999. ¿Estuvo mal? Sí. Pero ya he dicho que el Joseph adolescente, tal como lo dijo Brandon, sí estaba muy pendejo. Aunque no le he preguntado qué opina del Joseph adulto que está contando esto. La verdad, no quisiera saberlo. 

Pero volviendo a uno de los peores momentos de mi vida, fui aún más estúpido y me importó una mierda Geovanni, salí corriendo detrás de mi papá. 

Lo intercepté en la sala de la entrada, al subir las escaleras del pasillo de las habitaciones de los hijos. 

-No me hables- me dijo, lucía furioso. No me miró a los ojos otra vez, pero sí me señaló acusatoriamente. 

-Papá, mira...- no podía hablar. Sólo no. Di unos últimos pasos para acercarme a él, le tomé el codo, pero me lo apartó de forma muy brusca. 

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now