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Capítulo segundo
De la normalidad y el shock

-Es que... fue demasiado raro. Por la mañana, estuvimos en clases juntos. Ya se supo o se sabrá sobre nuestro "grupo", él, su novia... Daniel, Ares y yo. A la hora de la comida nos hablaron de que la mentira que le dirían a Sebastian para que Drake pudiera irse sin problemas o lo que fuera. Durante la noche, Ares nos mandaba mensajes al grupo de lo aburrida que estaba y sobre lo mucho que Adam Reynolds le pedía una cita. Recuerdo irme a dormir. En la madrugada, me desperté para ir al baño... noté que no había apagado el celular, lo tomé para hacer eso y ponerlo a cargar. Vi que ella había enviado un audio como unos diez minutos antes. Recuerdo las palabras exactas porque... su dolor, lo desgarrada que se escuchaba, me quedó tatuado en el corazón para siempre. Antes de decir una sola palabra, Ares soltó un sollozo que me hizo llorar inmediatamente, entonces dijo《¡Mataron a Drake! Mataron a mi hermano, lo mataron, lo mataron.》La llamé. Se le cayó el teléfono de lo que estaba temblando. Llamé a Joseph y me dijo que Ares se había desmayado, que estaban afuera de la morgue.
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En realidad no sabían qué estaban esperando. Quizá, que todo fuera un sueño.

Joseph miraba el asfalto crujir debajo de sus pies. Dejaba la brisa golpear su rostro, como si esperase que ella le diera una respuesta. Sobre sus piernas, se posaba la cabeza de su hermana. De pie junto a él, pero fuera de la camioneta, Jonah, el prometido de su tía Sarah, diciéndole palabras de apoyo que Joseph no comprendía: todo lo veía borroso y no escuchaba otra cosa más que sus pensamientos, y ni siquiera a ellos los entendía. Oprimía y oprimía sin parar el botón que controlaba la ventana de la camioneta, el cual no reaccionaba ya que ésta estaba apagada.

Si bien, Joseph no estaba sollozando ni llorando amargamente ni mucho menos gritando, como Ares lo había hecho, las lágrimas no dejaban de caer por sus mejillas. Estaba en una especie de shock. Sus ojos siempre se veían extraños cuando lloraba, el rojo rodeaba el verde de su iris y llegaba a dar miedo.
Joseph, regularmente, nunca estaba triste. A pesar de todo lo que le rodeaba, siendo algo que la gente que le rodeaba le reconocía, intentaba darle buena cara a la adversidad y seguir manteniéndose alegre, en sus palabras, porque, él se considera una persona que le gusta ver a la gente feliz, y no tiene por qué dejar que sus problemas personales afecten cómo él aporta lo mejor de sí al mundo.

Las únicas veces que había llorado fuera de la soledad de las azules sábanas de su habitación, habían sido de felicidad. En ese mismo año, sucedió en abril, cuando, en Los Ángeles, la clase Master de Belcourt se coronaron como tricampeones del nacional de performance, siendo el primer equipo en conseguir tal logro. Hacía dos años, cuando conoció a su cantante favorito, Jared Leto, en el que había sido el último concierto al que había asistido tanto con Drake y Ares. Y quizá también lo hizo cuando su favorita ganó drag race la primera vez que vio una temporada. La verdad es que en esos gustos de él, sus hermanos no se metían mucho, aunque sí que hablaron demasiado.

Joseph era una persona demasiado emocional. Lo negativo lo descargaba en cosas que regularmente no le mostraba a nadie: canciones, poemas, e incluso, sus propios bocetos de ropa. Con el tiempo había aprendido a regular dónde y qué tanto podría mostrar. Por ejemplo, en esos momentos, sabía que Ares, estaría jodida. Su padre, Sebastian Stone, no toleraba la clase de comportamientos que denotaran "debilidad".

Y ahí estaba la aclamada Ares Stone, desmayada y con un sedante recién inyectado por Jonah corriéndole en la venas.

Ares tenía una vida sufriendo trastornos del sueño, pero de una forma insoportable, hacía dos años: cuando consiguió subir a la clase Master en la Academia, ganó más seguidores y suscriptores y los comentarios de odio empezaron a multiplicarse cada día. Se le había regulado con medicamento cerca de nueve años, pero a partir de ese momento, las inyecciones comenzaron a hacerse presentes cada noche.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now