|triánta éna|

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Capítulo trigésimo primero
De atreverse

Cada vez era más intenso. Él apretaba más su cintura y ella jalaba más hacia sí al chico del cabello.

Los jadeos eran más fuertes cada vez.

-Scott- apenas dijo ella, besándole la mejilla antes de acercarse a su oído para susurrarle-: quiero seguir con esto pero no quiero que alguien entre e interrumpa.

-¿Quieres ir a mi habitación?

Ella asintió con la cabeza. Se dieron otro piquito. Él le pidió permiso con la mirada para llevársela cargando.

Su habitación estaba abajo, a diferencia de la de sus padres y su hermano. Tenía que seguir caminando para atravesar la sala, salir al pasillo y llegar al fondo de este.

Pero Scott se sabía el camino de memoria. Apenas y abrió los ojos. Su labor estaba en besar el cuello de Ares y en darle besos cortos ocasionalmente, ante la cara de placer de la chica.

Le puso seguro a la puerta y se recostaron sobre la cama. Los besos seguían. Ahora con un poco más de libertad, las manos de Scott se movían por toda la espalda de la rubia, hasta meterle la mano en la blusa para hacer lo mismo.

Ares nunca había dejado a James llegar tan lejos, salvo por la vez en el hotel que él le quitó la blusa casi a la fuerza. Algo la detenía. Pero con Scott, quería que lo hiciera. Le gustaba.

Entonces ella decidió separarse para por primera vez, ella besarle el cuello a Scott. Él soltó un pequeño gemido. Ares lo empujó para quedar completamente acostada sobre él y seguir con su cometido. Lo besó hasta donde la camisa se lo permitió, hasta la clavícula. Hizo lo mismo del otro lado. Estaba nerviosa, nunca había hecho nada parecido. Pero quería hacerlo. Su cuerpo se movía solo.

Después regresó a morderle el labio a Scott en repetidas ocasiones. Él soltó otro gemido antes de besarla de nueva cuenta. Le agarró la mano y se sentó para que quedaran como estaban en los asientos de la barra, condujo su mano junto con la de Ares al inicio de los botones de la camisa, y ella, con la mano temblorosa, entendió su mensaje. Le desabotonó tres botones rápidamente, antes de que él de forma débil le jalara el cabello para besarle el cuello otra vez. Terminó por desabotonar completamente la camisa y él le ayudó a quitársela.

Ares no pudo evitar pasar la mano desde la clavícula hasta la cadera del chico.

-¿Puedo...?- musitó él a como pudo, la misma rubia hizo que pusiera las manos en su cintura, en el borde de la blusa. Scott se la fue quitando poco a poco, saboreando hacerlo.

Volvieron a besarse desesperados. Como si alguna fuera a desaparecer de un momento a otro. La sensación era muy diferente a cualquier beso anterior a ese día. Y querían más. Estarse despojando de prendas era otro juego que le habían descifrado el uno al otro sin palabra alguna.

Ares no sabía hasta dónde quería llegar, pero sabía que de momento, no quería detenerse.

Lo sentía, obviamente. Estaba sentada sobre Scott. Él estaba muy sonrojado, su erección le apenaba. Pero le gustaba tener a la chica encima suyo y no se la iba a quitar de encima a menos que ella se lo pidiera.

Se tomó un segundo para separarse y apreciar a la rubia en el sostén morado de encaje. Ambos estaban agitados en demasía. La mirada de Ares había cambiado, la excitación se le notaba y a él ni se diga.

-Escucha- él le dio un piquito, y puso ambas manos a cada lado de la cintura de la chica-, no vamos a hacer nada que no quieras. No voy a tocarte ni hacer que me toques si no quieres.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now