|ekatón saránta tría|

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Capítulo centésimo cuadragésimo tercero
La tía
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—Tú quédate aquí, ¿okay?

—¿Por qué, mami?

—Porque sí, por favor— le respondió, brusca, y mirándolo furiosa hasta que se sentó.

Apenas la rubia se alejó unos pasos para estar en las escaleras, su esposo le hizo detenerse un instante poniéndole una mano en el hombro.

—Respira— pidió Jonah, en un tono severo. No la iba a dejar que avanzara hasta que lo alterada que visiblemente estaba se redujera al menos un poco.

—Es que...

—Respira— repitió Jonah una vez más, en un tono un poco más dulce. Al ver que no funcionaba, bajó su mano del hombro de su esposa para abrazarla lo más fuerte que pudo. Ella sí le siguió la corriente, apretándolo muy fuerte, pero fue eso, un período muy corto de tiempo en que lo apretó mucho, y después lo soltó, tomándolo como un impulso para seguir.

Sabía que la veían, que ya la estaban juzgando. Sarah sentía el mundo en sus hombros a cada paso que daba. Pero eso, no era una sensación extraña; quizá era una de las sensaciones más familiares para ella. Su estado natural, tal vez.

Era preocupante, pero ella vivía creyendo que no. Se convenció de eso, pero en el fondo sabía la verdad.

No volteó a ver a nadie. Solo un poco de reojo para ver si Jonah la seguía. Claro que lo hacía, siempre lo hacía.

Seguía en el medio artístico, pero las cámaras no era algo a lo que estuviera acostumbrada ya. Así que claro que estaba nerviosa, pero se esforzaba en mostrar que no.

Como siempre, su cuerpo era el que hablaba por ella, así que sus hombros y su cuello estaban llenos de tensión. Sentía que respiraba muy lento, o que apenas lo hacía.

—Sarah, al fin llegamos a ti— habló Janett, emocionada.

—Quisiera poder compartir tu entusiasmo— respondió ella, intentando sonreír para sentir algo de gracia entre tanta tensión, pero solo logró arrojar el aire que le había estado faltando al final en su intento de risa.

—Tranquila, tranquila. No muerdo. Gratamente me sorprende verte aquí, habías dicho que no...

—De hecho lo decidí ya habiendo empezado todo. Jonah ya me había dicho que lo pensara mejor antes de enviar el correo rechazando, pero pues... así pasaron las cosas, sentí la necesidad y pues aquí estoy.

—Allá está el pequeño Noah, ¿y tu niña? Bueno, no tan niña.

—Justo eso último, está en la universidad en Utah. Nada que ver ni con Jonah ni conmigo, está estudiando ingeniería industrial.

—Wow, un saludo a Nina, entonces— suspiró Janett—. Entrando en materia, ¿por dónde empezamos contigo?

Sarah hubiera querido decir que simplemente no quería empezar, porque sabía que quizá no cambiaría nada y todo mundo opinaría lo mismo sobre ella aún contando su parte de la historia, pero sentía que también debía hacerlo.

La misma razón de todos tal vez, pero era su razón, al fin y al cabo.

—Donde gustes, realmente no tengo problema.

—Sabemos el contexto de tu infancia, sé que has estado más de la mitad de tu vida con tu esposo y sé que amaste mucho a tu familia...

—La sigo amando. Estemos como estemos ahora, no importa.

Agachó la cabeza. No quería ni percibir cualquier mínima reacción de quienes la veían desde las gradas.

Pero en realidad no era le creyeran o no. Era que simplemente no les interesaba. Todo lo que viniera de ella lo sentían como palabras vacías.

—Todo lo que he hecho es porque los amo.

—Pero es que lo que hiciste no tiene nombre— musitó Joseph. Se estaba conteniendo, pero no pudo más.

—Pero si...

—Pero si nada— le alzó la voz él—. ¿Qué vas a venir a decir? ¿Que te manipularon, que tenías dieciséis y no sabías qué hacías, que todo era por tu mejor amiga? Okay, es algo muy estúpido pero te lo podría pasar porque todos hacemos estupideces a esa edad. ¿Pero después? Viste el infierno que ocasionó eso y no hiciste nada. Eso no es amar mucho a tu familia.

La verdad era que no soportaba verla. Nada que tuviera que ver con ella.

—Ah, ¿sí? ¿Y quién...?

—¿Quién qué? ¿Vas a empezar a enumerar "todo lo que hiciste por nosotros"? ¿Otra vez, en serio, esa es tu única manera de defenderte? Pues déjame decirte una cosa, eso no lo hiciste por nosotros, lo hiciste por ti. Porque tu puta culpa nunca te dejó en paz, por eso intentabas remediarlo así, sentirte un poco mejor de cualquier manera posible, mediante el servicio, según tú. Si lo hubieras hecho de corazón, nunca lo reclamarías, nunca. Y mira que has intentado dar lástima varias veces con eso.

—No es dar lástima, son hechos.

—¿Eso qué? Fueran hechos si no les pusieras el contexto que les das, que es eso, querer dar lástima diciendo que no te hablamos a pesar de todo eso que hiciste, o reclamarnos por lo mismo, con eso dejan de ser objetivos y por lo tanto dejan de ser hechos.

Silencio.

Por más tiempo del que nadie hubiera querido.

—Yo pensé que ibas a tener un poco de vergüenza y no ibas a venir, pero aquí estás. Hace mucho que dejé de saber de ti, pero no veo que hayas cambiado nada, sigues siendo la misma persona que no quiero en mi vida y mucho menos en la de mis hijos.

—Joseph.

—Nada. Es que no hay más. Me gustaba decir que era traición lo que hiciste, pero ni siquiera es eso porque realmente nunca le tuviste lealtad a nadie. Solo tomaste malas decisiones y te lavaste las manos después, queriendo cubrirlo con mil cosas, cosas que después nos ibas a querer echar en la cara. No sé qué haces aquí, ¿qué más vas a decir? Todos sabemos lo que podrías decir. Todos. ¿Que tienes tu propio estudio ahora? Wow, felicidades. ¿Qué adoptaste una niña y luego te enteraste que estabas embarazada? Vaya, wow. ¿Que le dijiste a mi hermana que era una pendeja por haber quedado embarazada a los diecisiete, para no dejarla ni hablar y solo decirle que desde antes ya te había cagado mucho la vida? ¿A ti? ¿Ella a ti?

—Ares...

—Ella te necesitaba, Sarah. Era la única que no sabía, y estaba asustada e intentó buscar ayuda contigo y como siempre, tú eras la víctima. ¿Por qué? Porque actuó mal en una coreografía porque estaba destrozada por dentro, por haber hecho una imprudencia con el alcohol... todo eso fue por Drake, estaba hecha pedazos por Drake y tú no lo entendías. Tú solo la veías como un robot o una máquina que usabas para tu puto beneficio, para sacar dinero, para decir que eras su maestra, lo que fuera, todo volvía a ti. ¿O qué vas a contar? Que hablaste mierda de nosotros en cada oportunidad que tuviste, eso también podría ser. Es más, si quieres saber algo, Janett, pregúntame, pero que se vayan mucho a la mierda. 

 

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Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora