|saránta éxi|

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Capítulo cuadragésimo sexto
De un reencuentro


Fueron dos minutos, pero a ella se le hizo una eternidad.

Estaba temblando, llorando y aterrorizada en el marco de la enorme puerta de cristal que era la entrada al hotel; se abrazaba a sí misma. Sentía que tenía a James detrás suyo, pero no era así. El miedo le estaba jugando muy chueco, el shock la tenía helada aún.

James había estado a punto de violarla.

Con quien ella se iba a casar a los dieciocho, a quien ella por años y hasta hacía unas semanas juraba era el hombre de su vida, había estado a punto de violarla.

No sabía cuál era el auto de Brandon, así que harta de las raras miradas de los empleados, obligó a su cuerpo a moverse. Éste estaba paralizado. Asustado. Asqueado.

Temblando.

Salió del hotel, pero se mantuvo pegada al cristal, como si quisiera aferrarse a algo. Tenía que acercarse a la acera si quería alcanzar a divisar si algún conductor era su hermano, el mayor de todos.

《Vento blanco》le escribió él, como si le hubiera leído el pensar. Al mismo tiempo que ella alzaba la vista del celular, un auto como el descrito se orillaba, ante la multitud de autos de la avenida y el montón de cláxons sonando.

Porque Ares tardó en hacer sus piernas moverse y el Hotel Stone de Los Ángeles estaba en el medio de todo el alboroto de la ciudad.

Si bien, el primer contacto visual que debieron hacer debió haber sido lleno de alegría tras cuatro años de no poder verse, no fue así. Al momento en que ella dio el primer paso por fin para acercarse al auto, alzó la cabeza. Brandon la miraba por la ventana y al conectar las pupilas, el rostro de él se llenó de preocupación.

A pesar de todo el enojo de los autos detrás de su hermano detenidos a mitad de la avenida, Ares tardó bastante en llegar al auto. Y estaba tan paralizada que ni siquiera pudo abrir la puerta. Su hermano se la abrió y ella parecía estar en cámara lenta al sentarse. Brandon se estiró para jalar la puerta, y rodear a su hermana por los hombros, permitiéndole llorar en su clavícula. Empezó a conducir con una mano solamente.

Ares se escuchaba destrozada.

-Mira, salí a conducir porque quería hacer tiempo y no se me ocurría nada. Así que podemos estar así todo lo que quieras, cara de rata.

-Gracias.

Brandon tragó saliva, no sabía muy bien qué hacer. Ni qué decir. Sentía que la persona que tenía a un lado suyo era muy diferente a la niña de trece años que dejó atrás, llorando por él en la puerta, gritándole que no se fuera, que corrió para alcanzarlo y pedirle lo mismo, pero que él sólo besó en la frente antes de acelerar el paso.

Pasó media hora. Él la dejaba llorar simplemente, besándole la mejilla ocasionalmente y acariciándole el cabello en los altos.

Tomó valor para estacionarse llegando a un área de suburbios.

Entonces Ares se separó de él, y lo abrazó.

Y obviamente, él la apretó muy fuerte. No pudo evitar llorar.

-Lo siento. Por todo- murmuró Brandon.

-Cállate.

Se quedaron en silencio, dejando que el abrazo hablara solo.

Ares se sentía segura en brazos de su hermano mayor. Más de lo que quisiera. Porque sabía que era momentáneo por más que quisiera tener a Brandon en su vida y a su disposición; él tenía una carrera que no hacía más que ir en ascenso.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now