|triánta októ|

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Capítulo trigésimo octavo
De los hermanos que no son de sangre

Al volver a la mansión Stone, unas dos horas después, lo primero que vieron fue el inconfundible auto de Anthony.

Él estaba en el asiento del conductor, lucía desesperado. Los divisó a la distancia y pareció agradecerle al cielo. Les hizo señas para que apresuraran el paso. Ares se rió, y detuvo a Scott para caminar más lento. Anthony sacó una pluma de los portavasos del auto, y se la arrojó a la rubia dándole en el hombro. Ella le sacó el dedo en respuesta. Ya después le jaló la mano a Scott para llegar más rápido a la ventanilla del auto.

-Lo lamento, Romeo, pero tengo que llevarme a tu conquista- le sonrió el latino al otro chico-. Tenemos un código primario urgente.

-¿Código primario...?

-Uno de los tres tiene una crisis emocional extrema- repuso Ares, dándole un piquito como despedida. Iba a la entrada de la casa para entrar por ropa, pero Anthony le gritó que no.

-¡Ya agarré tu uniforme, pijama y le pedí permiso a tu papá! ¡Nos quedaremos a dormir! ¡Sube!

Ares corrió a subirse al auto desesperada.

-Primario- se aclaró la garganta Anthony, encendiendo el auto en cuanto Ares cerró la puerta-. Rojo, amarillo y azul.

Señaló primero a la chica, luego a sí mismo y después lejos.

-Te veo mañana- repuso ella, lanzándole un beso.

Scott se quedó tan extrañado como sorprendido. Y no le quedó más que entrar a la mansión por sus cosas, sus padres no tardaban en llegar a Miami.

Pero le esperaba un interrogatorio.

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Anthony recorrió toda la calle principal de la isla, la que derecho te llevaba de la entrada a la calle de su amiga o viceversa, de un solo acelerón.

Después Ares le gritó que si no dejaba de jugar a imitar a Abraham iba a manejar ella. Y la Stone nunca había tocado un auto de cambios y aunque bajo otras circunstancias claro que le enseñaría, no era el momento.

El desespero lo tenía respirando muy rápido, tenía que calmarse si no tendrían un accidente y seguía el puente sobre el agua. Ares le agarró el volante para que pudiera hacer el inhala, exhala que la madre de él les había enseñado para antes de subir al escenario desde que eran niños.

-Cuando puedas dime qué está pasando- murmuró ella.

Anthony tardó todavía unos minutos antes de agarrar el volante otra vez él.

-Tiene que ver con el divorcio de Garrett y Danielle.

-Oh.

Miles de ideas se le vinieron a la mente a la rubia, pero no quería hacer conjeturas antes de tiempo. Tenían ambos que llegar con la cabeza fría si querían servir de algo.

Anthony también lo sabía.

Ninguno dijo nada hasta la mitad del puente. Había que cambiar el tema.

-Estuve a veinte centímetros de dejar de ser virgen anoche- dijo Ares, mirando por la ventana.

-¿... Veinte?

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now