|saránta dýo|

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Capítulo cuadragésimo segundo
De el ¿adiós?

-Oh, mierda. Que lo hizo otra vez. Siempre lo hacía. Siempre lo conseguía.

Ares no pudo evitar sobresaltarse. Miró toda la habitación nerviosa.

Hasta se le hizo un nudo en el estómago, y no precisamente de mariposas en él.

-¿Señorita?

Ttragó saliva. Comenzaba a sudar. Pero tenía que ser fuerte.

Cerró los ojos, apretó el teléfono en su oreja y comenzó a respirar lentamente, profundo. Miró de reojo la cama de Drake, y tomó el impulso que el dolor en el corazón le dio.

-Dile que pase. Directo a mi habitación, por favor.

Dejó el teléfono donde iba, y soltó un grito. No de emoción, al contrario, era para calmarse.

Tenía que ver cómo, pero tenía que sacarle información de la madrugada del treinta de agosto antes de comenzar a acusarlo. Una parte de ella, la que aún le tenía cariño, la que aún seguía enamorada de él, quería no creer que tuvo algo que ver.

Porque obviamente, lo mucho que lo quiso no se iba a borrar de la noche a la mañana. Por más que lo quisiera lejos. Y por más que quisiera estar con Scott.

Sentía algo por ambos. Pero era diferente uno del otro. Lo que sentía por James estaba muriendo de a poco por la decepción que él le causó, al mismo tiempo, aquéllo inexplicable para ella con Scott, se encendía y tomaba fuerza tan rápido como un incendio entrando en contacto con alcohol.

Pero tenía que cerrar completamente el capítulo con James. Y era difícil no por el sentido romántico, si no, porque precisamente, quería sacarle información. Emma la había dejado muy inquieta.

Y con una enorme sospecha que le costaba digerir.

Entonces él llegó. Abrió la puerta, le sonrió. Pero Ares lo ignoró en ese aspecto; ella se sentó correctamente, y se puso un cojín al frente para uno, taparse la ropa interior que el jersey dejaba a la vista al sentarse y dos, poderlo apretar en caso de ponerse nerviosa.

-Hey.

-Pasa y deja la puerta abierta, por favor.

James se sobresaltó, ya estaba a punto de cerrarla. Ares alzó una ceja, él la había dejado entrecerrada, abierta justo antes de donde comenzaba el umbral.

-Abre la puerta- repitió la rubia, a lo que el Donnovan resopló. No le quedó otra opcion más que abrirla completamente, pegándola a la pared.

Él se sentó en la cama.

-Vengo en son de paz.

-Y más te vale que vengas rápido también- se cruzó de brazos Ares-. ¿Qué quieres?

-Hablar.

-Pues eso estamos haciendo. Repito, ¿qué quieres?

-Quiero pedirte que pienses bien las cosas. 

Él la miró dolido, y algo en Ares de verlo así, hizo que sintiera una opresión en el pecho, abrió la boca como un reflejo de su cara de preocupación, así como le cambió la mirada.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now