|saránta októ|

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Capítulo cuadragésimo octavo
De el inicio de una venganza

-¿Por qué no estaría orgulloso?

-¡Muévete, niña!

Sarah empujó a Tara y se puso en medio de su sobrino y ella con una carcajada.

-Tía- murmuró Joseph, quien tenía a la castaña abrazada por los hombros.

-Abrázame a mí, que hace mucho que no lo haces, Nico- le sonrió Sarah, inocentemente. Joseph rodó los ojos para no reírse y abrazó a su tía.

-Guarda tus lágrimas para la boda- le palmeó el hombro, guiñándole un ojo-. Tara, ven a mi derecha. Jonah a la izquierda de la tía y todos contentos.

-En teoría Ares es la organizadora, pero muy bien, niño- le revolvió la tía el cabello-. Qué bueno que empiezas a usar lo que tienes adentro de aquí- entonces le tiró del flequillo-. Ahora úsalo para aprenderte tus malditas líneas, en cinco días es el maldito musical.

-Qué emoción- chilló Tara.

-Y tú- con la otra mano le tiró el cabello a ella, juntando las cabezas de ambos-, hazle caso a Monique. Parece que te dice las cosas y te entran por un oído y te salen por donde a Joseph le encanta.

-Nosotros no...

-Ay, sí, niña, claro. Como si no conociera mi sangre- suspiró Sarah y le jaló más fuerte a Tara-. ¿No ves que fueron cinco hijos en menos de cuatro años? Joseph nació de seis meses y no les importó nada. Mierda pasa en San Valentín y no tenemos niña, dijo tu suegrita cuando tenía como dos meses de embarazo de Ares.

-Wow, si los de noviembre son poducto de San Valentín, ¿yo, de septiembre...?

-De las borracheras de diciembre, Tamara.

-No me digas así tú también, Sarah.

-¿Por qué, Tamara? Es muy divertido, Tamara. Tamara. Tamara. Tamara.

-¡Sarah!

-Soy tu maestra, Tamara.

-No te voy a decir maestra afuera de la escuela, y no quieres que te diga tía. Lo siento, Sarah.

-Ay, qué ilusa- rió la rubia-. Ni a James lo dejé decirme tía y yo amaba esa pareja. Se veían hermosos juntos, los dos están hermosos, no podía dejar de imaginarme a los niños.

-Pues qué lástima- gruñó Joseph.

-¿Por qué terminaron?- inquirió Tara.

-¿Por qué te importa?- le jaló más Sarah el cabello-. Eso es cosa de ellos.

-¿Ya nos puedes soltar?- pareció llorar el chico.

-Claro que no- le jaló más fuerte su tía-. Joseph, si yo digo "Hey, Ram, ¿la cafetería no tenía una regla de no maricas permitidos?", ¿tú dices...?

Joseph se quedó pensando.

-No jodas, Joseph- gruñó Sarah, jalándole fuerte otra vez el cabello-. ¡Es antes de la tercera canción! ¡Por ustedes dos y Kendra principalmente no podemos avanzar del acto uno! ¡Ni siquiera lo hemos terminado!

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now