|exínta októ|

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Capítulo sexagésimo octavo
¿A los dos?

-Bueno, creo que tengo opiniones divididas- habló Lyrah, con cara de concentración y una mano sobre su barbilla-. Como mercadóloga, se puede tomar dos enfoques según muchos factores. Uno, es una publicidad enorme, y gratis aunque sé que el precio para ustedes no importa, y sería el momento perfecto para actuar si ustedes quieren lanzarse a lo profesional ya. O dos, lo siento, pero se acabó aquí.  Uno de estos factores que importarían muchísimo es la credibilidad que tienen cada una de las partes.

-Ese es su tono de juntas- murmuró papá.

-La mía está por los suelos- habló Ares de inmediato, sin emoción alguna en su voz.

-¿En qué te basas?

-En que James me jodió la vida- y desvió la mirada de inmediato, cruzándose de brazos.

-¿Puedo...?

-No, esta vez no puedes preguntar- dijo mi hermana entre dientes, con dolor, y no pude evitar apretarle el hombro-. Solo diré que él me hizo decir en cámara y redes sociales cosas en contra de mi voluntad que se contradecían con las cosas que de verdad quería decir y obviamente dije y demostré en algún momento.

-Bueno- suspiró Lyrah, con una cara de preocupación que se transformó en una mirada de ella a mi padre, quien con una seña le pidió que continuara-... retomo mi primer punto. ¿Tienen alguna oferta? ¿O algo ya firmado, algún plan?

-Nada más que mi película, dentro de tres meses.

-Yo nada- me encogí de hombros, abatido.

-O eso creen- se rascó la nuca y después la barba papá-. Su tía es quien sabe en realidad.

Lyrah nos miró confundida.

-¿Y eso por...?- preguntó, temerosa en un inicio.

-Porque es la tiánager- repuse, con una sonrisa-. Las Kardashian tienen a su mamánager. Nosotros tenemos a Sarah.

La mujer estalló en una carcajada, y después de unos segundos, con la mano negaba frente a mí. Pero no la podía tomar en serio, estaba doblada de la risa.

-... Es que...- quiso empezar a decir entre risas, pero no pudo-... me... ¡ay!

Ares y yo nos miramos extrañados, entendiendo absolutamente nada.

Después papá se nos unió, pero la risa de su novia sí se le contagió.

No sé qué tanto tiempo pasó hasta que Lyrah se limpió las lágrimas que la risa le habían causado, y exhaló fuertemente para intentar recuperar la compostura.

Ni mi hermana ni yo sabíamos qué hacer.

Las misma Lyrah parecía querer salir huyendo después de ver las caras mías y de mi hermana, y se tapó la suya avergonzada por unos segundos, hasta que mi papá le apretó el hombro y besó su frente, cosa que no sé qué le pareció a Ares por un momento, que los miró algo extraña, pero después volvió a la cara neutral que tanto me ha causado conflicto y dolor en estos últimos días. Suspiró, y fue entonces cuando Lyrah pareció recordar nuestra existencia, o algo parecido.

-Ya, miren, les voy a decir, pero yo no sé cómo se tomen ustedes estas cosas- rió un poco otra vez, y sacó un celular de un bolsillo de mi papá, que creo era el suyo porque jamás en la vida creo que mi padre usaría una funda de Mike Wazowski.

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