|ekatón dýo|

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Capítulo centésimo segundo
¿Con qué, eh?
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La cansaron.

Para el viernes, ya fue insoportable.

Desde el domingo, que fue cuando el mundo se enteró de que James Donnovan se había suicidado (y de que se marcara una celebración tan grande casi como el mismísimo día de la Independencia por parte de la gente que nos quería), la prensa intentaba cazar tanto a la familia de James como a Ares.

Mientras que Kendra, bueno, decidió que no se iba a ir del hospital hasta que las cosas se calmaran un poco, y si bien estaba mejor de lo que esperaba al siguiente día de dar a luz, prefirió no salir, porque también había reporteros afuera del hospital esperándola.

Con los padres de James no batallaron mucho, los acorralaron en el funeral.

Funeral que se podía decir, estuvo prácticamente vacío.

Y con Kendra usando el hospital como hotel (sin importar que le cobraran precios de estratósfera), y los padres de James ya incomodados, la única víctima restante (con alto grado de importancia), era Ares.

Claro, porque Emma estaba lejísimos dándolo todo en la universidad. Aunque desconocía si a ella también la estaban molestando.

De Emma lo único que sabía era que llamó a Ares justo cuando estaban dando la noticia y ambas se alegraron como si estuvieran diciendo que su banda favorita se juntaría una vez más, hasta estaban gritando de la emoción.

Y coincidieron en que se sentían liberadas.

El punto es que, esperaban a Ares afuera de la casa cada vez que íbamos a la escuela, algunos intentaban interceptarnos en el camino y en la misma Dawthorne nos esperaban como buitres.

Ahí en la puerta de la entrada, donde mostrábamos las credenciales, a pesar de que todos los guardias de seguridad de la escuela los retenían de cierta manera, se puede decir que algunos alcanzaban a acercarse al vidrio de la ventana del auto queriendo hacerle preguntas a Ares. Luego ella tenía que acelerar para entrar a la escuela y las noticias amarillistas sobre que Ares Stone se niega a hablar con la prensa no se hacían esperar.

Nos veíamos venir que la regañaran por parte de la disquera, pero lo cierto es que no. Le dijeron que quizá era hasta más perjudicial que hablara respecto a la muerte de James, pero se lo dejaron a su criterio. Si quería esperar hasta que la prensa se cansara, estaba bien. Y si quería dar su postura, también. Solo le pidieron fuera sincera y no diera mucha información.

Ares intentó ignorarlos toda la semana, pero el viernes ya no pudo más.

El jueves habían sido especialmente agresivos. La mayoría de los reporteros se abalanzaron sobre los guardias y se pegaron a los vidrios del auto, muchos por inercia hasta los golpearon con sus micrófonos o su misma persona.
Daphne se asustó muchísimo, ya veíamos que la situación la estresaba, pero que como zombies se pegaran al auto la asustó, y la hizo llorar. No la podíamos calmar.

Le contó a papá asustada aún después de llegar de la escuela y él reclamó a Dawthorne que se supone que le habían prometido una súper seguridad a sus hijos, y eso no se veía en ningún lado.

La súper solución de Dawthorne fue doblar su cuerpo de seguridad, pero pues, aquellos reporteros ya no conocían límites así que no ayudó mucho.

Ares tuvo que salir del auto en medio de todos, y ninguno fue respetuoso con su espacio personal, pero ella no se inmutó. Eran más sus ganas por que nos dejasen en paz de una vez, que la indignación que eso le causaba. Si bien era algo atroz, era algo común en su vida.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now