|ekatón eíkosi éxi|

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Capítulo centésimo vigésimo sexto
El resucitado, odiado por su familia
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—Como su mamá, te recomiendo que no— habló Chloe con la mirada fija en Drake, tenía un nudo en la garganta. Sentía el pecho helado, como pocas veces en su vida le había ocurrido.

Scott se había salido. En el fondo todos sabían que no es que se iría, solo quería estar afuera del set. Necesitaba aire, había aguantado muchísimo y ahora... no sabía qué sentía. Una combinación de muchísimas cosas que detestaba sentir.

Brandon le siguió, después de pedirle el encendedor a Jass. Sebastian sintió el impulso (o el sentimiento) de que era hora para otro puro, pero no tuvo fuerza para levantarse. Todo lo negativo, todo el dolor, lo desgarrado que estaba, era como si le hubiera incapacitado por completo. Sin embargo sólo le apretó muy fuerte la mano a Lyrah, recargó el codo de su otro brazo sobre su pierna y apoyó la cara sobre la mano correspondiente. Lyrah se intercambiaba miradas con el resto de las mujeres Stone, todas hacían lo mismo, como si quisieran ponerse de acuerdo en algo.

Esther por su parte, se sentía como una tonta. Estaba boquiabierta y sentía un hueco en el corazón.

Se sentía tan culpable como Drake.

—Él hizo mal uso de la información. Eso no es tu responsabilidad— le murmuró Alenna, abrazándola por los hombros y regalándole un beso en la mejilla. Después la misma Alenna intercambió una mirada con Caleb, y señaló a Esther con la mirada, entonces Caleb la abrazó también.

Esther empezó a llorar, y no dejaba de negar con la cabeza.

Drake por su parte se había levantado para ir tras Scott y su hermano mayor, pero las palabras de Chloe y la mano de Emma sobre su antebrazo le hicieron detenerse.

Se sentía más perdido que nunca. Y vaya que se había perdido muchos años.
Una cosa era perderse físicamente y de la misma vida, y otra era empezar a perder la cordura ante un error imperdonable del que en tantos años no se había dado cuenta.

Y luego las miradas que le daban todos ahora...

—Drake, siéntate— susurró Emma. Aresita no sabía ni qué estaba pasando, pero al ver que su mamá le tiraba de la mano a su papá, fue a jalarlo del borde del pantalón.

Y luego Emma murmuró un "no hay nada que puedas hacer", solo audible para su esposo.

Como era de esperarse, él se soltó, le dio una mirada apenada y salió del set.

Brandon le tiró la colilla del cigarro apenas lo vio salir y Scott se puso bastante furioso.

—Déjanos fumarnos un cigarro aunque sea, ¿no?— habló el primogénito Stone. Enojadísimo—. Por lo menos.

—Perdón— musitó Drake, llorando, con las manos en alto cual culpable—. Perdón. En serio perdón.

—No hay perdón que valga. Mejor vete y termina tu puta entrevista.

—Es lo mismo que si James viniera a pedir perdón, no estés jodiendo— habló Scott, claramente molesto—. No sirve de una puta mierda.

Sí, sí, también estaba muy enojado.

Drake se quedó pasmado.

—Se los juro, yo no me había dado cuenta de lo que hice hasta ahora— apenas se le había entendido por lo mucho que lloró—. Quince años después.

Brandon negó con la cabeza, fumando con más fuerza, terminándose el segundo cigarro del momento y encendiendo otro al instante. Le dio la espalda a su hermano, mejor.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now