|dekaoktó|

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Capítulo décimo octavo
De comenzar a sentirse libre y después atrapado

Los hermanos miraban la escena con la alegría irradiando sus rostros. Y también un poco sorprendidos, hasta confundidos.

Están sentados en la sala de la entrada, escuchando los gritos de Noelia, Abraham y su madre reclamándose miles de cosas entre ellos. Se pasan la culpa de uno a otro. Y Ares y Joseph se ríen.

Se reían hasta que Joseph se percató de la presencia de Daphne, cuando la pequeña le tiró de su reloj. Había llegado por atrás del sofá, y tenía un puchero.

-Joseph, ¿qué está pasando? ¿Por qué papi ya no me quiere?

La sonrisa en él se esfuma de inmediato. Con una mueca, agarra a Daphne y la sienta entre él y Ares. Ares se aparta de Daphne, según lo que ella clasificaría, discretamente, mientras rueda los ojos. La niña no se percata de eso.

-¿Qué dices, hermanita?- le susurra el mayor, apartando del rostro de ella la primer lágrima que había caído. Después le pasó la misma mano por el rizado cabello rubio, queriendo calmarla.

-¿Qué es lo que está pasando?- insiste Daphne, con el ceño fruncido.

Joseph pasa la mirada de izquierda a derecha, nervioso, por primera vez en su vida, no sabe qué decirle a la pequeña. ¿Cómo iba a explicárselo? ¿Y por qué debía ser él? ¿Por qué le pedía explicaciones a él?

-Verás...- suspiro él, finalmente-. ¿Qué te ha dicho mamá?

-Que mi papi ya no me quiere- el dolor en la chillona voz de la niña, era inmenso. Su voz estaba rota, a la par que le rompió el corazón a Joseph; él había entreabierto la boca, la cual se cubrió con las manos un segundo después, con los ojos llorosos.

Fue su reacción abrazarla, como si él quisiera ser su armadura. Entonces, los dos empezaron a llorar. Él en silencio, pero Daphne no podía contenerse.

-Papi sí te quiere. Siempre va a quererte. Siempre- le consuela él, acariciándole el cabello una vez más-. Lo que pasa es...

Joseph voltea a ver a Ares, pidiéndole ayuda con la mirada. Su hermana se encoge de hombros, con una mueca, dejándole en claro que no le interesa, que es su problema, poniéndose a revisar Instagram.

-Lo que pasa es que así como dos personas se casan si se hacen feliz el uno al otro, dos personas se pueden separar si ya no lo son.

-¿Mi mamá y mi papá no son felices juntos?

Joseph asiente con la cabeza. Y Daphne hace un puchero, agachando la suya. Se seca las lágrimas con sus pequeños dedos, y levanta su rostro de nuevo.

-¿Y por qué debo de irme?- pregunta la niña, firme.

-Porque los hijos tienen que estar con sus madres- responde Joseph, no muy seguro. En realidad no sabía por qué Daphne tenía que irse, sí era hija de Sebastian, pero tampoco iba a preguntar.

-Ustedes no están con su madre.

Él traga saliva, y evita que se le humedezcan los ojos. Sonríe, y hasta se toca el corazón para poder seguir hablando.

-Porque mi mami está en el cielo- dice con calidez.

-Oh.

Daphne luce apenada de su pregunta, con una pequeña mueca. Joseph le da un beso en la frente después de susurrarle que no había pasado nada. Pero ella lucía muy inquieta.

-¿La extrañas?- pregunta en un susurro la más pequeña.

-Era muy pequeño cuando ella murió, tenía diez meses, y Ares acababa de nacer. Quiero recordarla, porque la quiero y sé que era una buena mujer y una buena mamá. De seguro era hermosa y sus abrazos eran mágicos como decían los niños del kinder. Brandon dice que cocinaba delicioso. Tal vez me hubiera contado cuentos para dormir.

Phantasy // COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora