|ekatón triánta tessera|

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Capítulo centésimo trigésimo cuarto
Los Stone Rhodes VI
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—Espera, espera, vamos por partes— pidió Joseph riendo ligeramente—. Te estarías brincando tres años y eso en términos Stone son como doce.

—Una disculpa— rió Janett—. Bueno, antes de la lluvia de abrazos creo que estábamos hablando de cómo fue que los recibieron. Que Taylor dijo que no era ser caprichosa, era no esperar menos, que fue el debut de Joseph en los grupos de mamás y etcétera.

—Ay, sí— se aclaró la garganta Joseph, incorporándose emocionado—. A lo largo de mi vida... sé que no me he llevado el galardón al Stone menos sociable, y la verdad considero que hasta me gustaba mucho hacer amigos y socializar en general antes del Apocalipsis. A lo que voy es a que conocí mucha gente y muchos grupos sociales... y nunca, pero nunca, me había sentido tan identificado en uno como con esas arpías de primera. Somos iguales.

—Yo nada más lo veía muy emocionado, pero tan emocionado, que mientras nos tomábamos nuestro café en la mañana, hablaba lo que escribía. Algo como— rió para sí mismo, acomodándose en el asiento recargando su espalda, cruzando una pierna por encima de la otra, sacando su celular y sonriendo, con un tono excesivamente alegre—: "Buenos días, mamis. Hoy mis niños y mi hermanita no asistirán a clases porque...", pausa para buscar un emoji de oops o algo así, "mi marido, ellos y yo tenemos que irnos a NY antes de las tres de la tarde, asuntos laborales que espero poderles decir pronto. Así que si les dejan tarea o algo así por favor díganme", emoji de los ojitos llorosos. Pausa de unos dos o tres minutos en lo que le contestan, "ay, un contratito, pero tengo un acuerdo de confidencialidad"... "ay, sí, qué cool, ¿no? Que son de la misma edad y los tres se llevan muy bien"... "Oigan, ¿y quién es la mami que se salió del grupo ayer?... ah, ¿cómo que se mudaron de un día para otro?... OMG, ¿que su marido anda por el mal camino?... oh, ¿cómo que dicen que no sabía cómo ser rica?... ah, oh, ¿y...?". En fin, yo solo lo veía estar en su elemento. Lo veía muy feliz, y me contaba todo lo que decían solo como él lo puede hacer.

—Él también es bien chismosísimo, pero se hace el que no— recriminó Joseph, haciéndose el ofendido—. Le gusta hacerme quedar mal. Pero no, si no le contaba los chismes le subía la intensidad a mi caminadora en el gimnasio de golpe o no yéndonos muy lejos, me escondía los tenis que combinaban con lo que me iba a poner ese día...

—... Que elegías un día antes, me dabas todas las armas— le reprochó Geovanni.

—Bueno, el punto es que me hace quedar como el único chismoso cuando somos los dos los que se quedan a platicar con todo mundo cuando vamos a recoger a nuestros hijos.

—Razón por la que siempre queremos que Liam nos lleve— rió Riley, a lo que le miraron con cierto sentimentalismo sus padres.

—Momento, ¿todos están en la misma escuela, cierto?— preguntó Janett, rápidamente.

—Sí, claro— respondió Geovanni, dando a entender en su tono que era obvio. 

—Stones al por mayor— sonrió Joseph divertido.

—... Wow.

—Ya tenemos nuestro propio descuento. Literal, se llama descuento Stone del quince por ciento para toda la familia— siguió hablando el pelinegro, igual de divertido—. En colegiaturas, por supuesto.

—Las inscripciones sí las pagamos completas— agregó Geovanni, sonando menos serio.

—Ciento cincuenta mil dólares de inscripción por cabeza cada semestre—  suspiró Joseph, encogiéndose de hombros ante que la conductora parecía quererse dar un tiro. Se adelantó a su indiscreción—. Ciento cincuenta mil por ocho, un millón doscientos mil. Apláudanme y hagamos como que saqué esa cuenta mentalmente y no me la aprendí de las transacciones que tengo que hacer.

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now