|ekatón éxi|

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Capítulo centésimo sexto
¿Saben cuál es su problema?
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¿Listos para el drama?

Bueno, no hay mayor recapitulación de mi boda salvo por decir que todos, absolutamente todos, nos la pasamos de puta madre.

Copyright, sí. Pero no había una mejor manera para describirlo.

Lo único que no dejaré a la imaginación fue la promesa que los hermanos Stone Esner hicimos a las ocho de la mañana.

Claramente no habíamos dormido. Para nosotros la fiesta no había terminado así solo estuviéramos sentados en la terraza mi marido, Brandon, Jass, Esther, Adam y Ares.

Brandon se puso de pie, alzando la botella de cerveza.

—Bueno, ahora tengo el anuncio especial— dijo victorioso—. Jass y yo somos los siguientes, ya tenemos fecha.

Claro que con el alcohol y la felicidad y dicha extrema corriéndonos por las venas, los gritos de efusividad fueron más exagerados que del promedio.

—Nos vamos a casar en Los Ángeles el dieciocho de junio en el Huntington.

—Wow— exclamó Ares haciendo como si echara dinero al aire.

Es que ese lugar era conocido por ser tan hermoso como caro. Hasta las mismas organizadoras de ahí te decían que si tenías que preguntar el precio era mejor que te fueras.
Hasta te hacían que tuvieras una de sus Wedding planners exclusivas.

Brandon y Jass iban a por todo.

Jass fingió recibir un premio ante la reacción de sorpresa de todos.

—Ya hicimos la reservación, solo falta planear el resto.

—Ahora lo decimos fácil pero fue una decisión difícil— se sinceró mi cuñada—. No sabíamos dónde casarnos. Ya les habíamos dicho que sería hasta el próximo año porque queremos realmente planearlo bien...

—O sea, estás humillando a quienes duramos poco tiempo planeando nuestra boda— me hice el ofendido con una mano en mi pecho.

—No, no. Nico nico nii, no...

Oh, sí. Ahora me tenía ese apodo.

Trataba de ignorarlo pero que los demás se rieran cuando lo decía lo hacía muy difícil.

—Estoy bromeando, continúa— aclaré.

—A lo que iba es a que habíamos dicho eso y no habíamos planeado nada. Claro que porque mi hombre no estaba, pero aún así no lo habíamos hecho.

—Esa última frase aplica para todos los sentidos— me burlé.

Brandon me golpeó en la cabeza con la botella. Despacito, pero lo hizo y me miró feo.

—Para tu información la sequía ya se acabó— me respondió Jass como niña chiquita, hasta me saco la lengua—. Ya sonó como chef aplastando la pechuga antes de cocinarla. Como sea, no nos podíamos decidir de en dónde casarnos. Al final descartamos Miami por el hecho de que ninguno vive aquí en realidad. Y aunque somos felices en Boston porque nadie nos molesta...

Phantasy // COMPLETAWhere stories live. Discover now