𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟺

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-𝐄𝐥 𝐒𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐒𝐞𝐥𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫-
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𝔏𝔞 𝔭𝔢𝔮𝔲𝔢ñ𝔞 de cabello desordenado murmuró para sí, no muy contenta de tener que ir primero, así que muy nerviosa, camino hasta la sillita y se sentó, respirando hondo para mantenerse calmada. Ya sentada, se acomodó en el asiento, sintiendo el peso liviano del sombrero acumularse en su cabeza. Para su sorpresa, y la de todos los primerizos, el sombrero comenzó a hablar, sus arrugas asemejando dos ojos y una boca

-Ah, si... veamos- dijo con una voz vieja y obsoleta, aún así no dando una mala vibra -De acuerdo... tu serás... ¡Gryffindor!- exclamó finalmente, satisfaciendo a la menor y provocando que los miembros de dicha casa aplaudieran. Con esto, la niña se sentó, felizmente uniéndose a sus compañeros.

-Draco Malfoy- continuó, instruyéndole al rubio que era su turno. Con una sonrisa confiada, Draco se sentó en el asiento, aún así un poco preocupado de que no le tocara en la casa que él quería. El sombrero seleccionador ni siquiera alcanzó a tocar su cabeza cuando exclamó -¡Slytherin!- complaciendo al jovencito, quien se fue a sentar con renovada confianza.

-Todos los magos que se han vuelto malvados han sido de Slytherin- _____ escuchó a alguien decir, tal comentario no le agradó mucho. Esos prejuicios le parecían definitiva y completamente absurdos.

-Hannah Abbot- continuó la mujer, y así uno tras otro, hasta que la joven Lestrange logró impacientarse, le inquietaba permanecer en la incertidumbre. Sabía que debía estar en Slytherin, su familia la mataría si no, pero realmente no creía pertenecer allí.

-Neville Longbottom- le llegó el turno a Neville, quien muy nervioso y casi temblando susurraba cosas para sí mismo.

-Ay, Merlín- murmuraba nervioso, con la voz temblorosa.

-Suerte- le susurró _____ con una sonrisa, dándole una leve palmadita en el hombro para reconfortarlo.

Con esto, Neville pareció calmarse aunque sea un poquito. Caminó hasta el taburete, torpemente tropezando con la grada que debía subir para sentarse, de seguro no la había visto. Después se sentó con mucha más vergüenza en el taburete, manteniendo su vista hacia el suelo, casi no creyendo que ya se había logrado humillar en tan poco tiempo. El sombrero le fue puesto en la cabeza, aunque se le caía un poco pues le quedaba algo grande.

El objeto pareció meditarlo, tenía dos opciones muy buenas para este chico. Finalmente se decidió.

-¡Gryffindor!- exclamó, sorprendiendo muchísimo a Neville, quien juraba que estaría en Hufflepuff. Tanto le precisaba irse, que sin darse cuenta corrió hacia la mesa de la casa, aún con el sombrero puesto. El pobre chico tuvo que regresar avergonzadísimo para devolverlo. Ya sentado en su mesa, volvió su mirada a su amiga, aún esperando ser llamada. Al darse cuenta, ella le aplaudió de manera inaudible, como para decirle que no había pasado nada y que estaba feliz por él. Esto lo hizo sonreír.

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