𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟻𝟸

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-La señal en el cielo-
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𝔄𝔩 𝔦𝔤𝔲𝔞𝔩 𝔮𝔲𝔢 𝔩𝔬𝔰 𝔪𝔲𝔤𝔤𝔩𝔢𝔰, el mundo de la magia tenía un deporte el cual recibía adoración y pleitesía por parte de los aficionados. El quidditch era lo más importante, y nadie en su sano juicio se perdería la Copa Mundial del Quidditch.

Habían millones de tiendas y carpas, varias familias estaban acampando, esperando el inicio de los juegos.

Incluso el arrogante Lucius Malfoy se veía ciertamente entretenido con aquel deporte, el cual lo ponía de tan buen humor que no se opuso a la petición de su hijo y sobrina de ser acompañado. La única condición era ir bien formales y arreglados.

Ambos caminaban tras el adulto mientras intentaban llegar a sus asientos, _____ tratando de no tropezar usando los tacones que le había comprado Narcissa, una tarea ciertamente difícil, pues el suelo de madera estaba lleno de grietas por las cuales podría resbalar.

El de largo y pulcro cabello rubio se detuvo, al parecer algo en la plataforma más alta le llamó la atención. Eran los Weasley, junto con Hermione y Harry, se dirigían a las bancas más altas del estadio, pues sus lugares estaban reservados allí. Claro que Lucius no podía resistirse a hacer algún comentario innecesario.

-¿Papá, cuanto falta?- se escuchó la voz de Ron cuestionar sin aliento.

-Véanlo de esta manera- comenzó el rubio, llamando la atención de los pelirrojos -Si llueve, ustedes serán los primeros en saberlo.

-Nosotros estamos en las bancas del ministro- presumió Draco. -Invitación de parte del mismísimo Cornelius Fudge

Lucius le dio un leve golpe en el estómago a su hijo con su bastón. Silenciosamente exigiéndole que se callara. ____ levantó su mano sin que Lucius la notara, saludando disimuladamente a Hermione, quien le devolvió el saludo con una sonrisa.

-Ya, Draco, no desperdicies tus palabras con gente como esta. Disfruten- habló Lucius con altivez -Mientras pueden...

La familia decidió ignorarlo, retirándose con un humor algo estropeado. Lucius entrecerró los ojos y siguió caminando, moviendo dramáticamente su cabello.

Finalmente encontraron sus lugares y se sentaron, la chica haciendo el mayor esfuerzo por estar cómoda y que no se le levantara el vestido. El juego comenzó. Los irlandeses hicieron primero su aparición, volando con rapidez y formando unos fuegos artificiales con forma de duende en el cielo, el cual comenzó a bailar de manera folclórica, dejando poco a poco caer la escarcha de su composición.

Luego aparecieron los búlgaros, que rápidamente pasaron a través del duende y lo desintegraron. El buscador del equipo de rojo comenzó a hacer piruetas y giros intrépidos en el aire, era claro que era muy habilidoso con su escoba.

-¡Krum, Krum!- el público aclamó su nombre. Viktor Krum, con apenas dieciocho años de edad, ya era considerado de los mejores buscadores del mundo.

-¡Buenas tardes!- comenzó el ministro de magia, sosteniendo su varita a la altura de su cuello para que hiciera eco por todo el estadio. Más o menos como un micrófono -Es un placer como ministro de magia, poder recibir a todos y cada uno de ustedes a la Copa Mundial de Quidditch número 422... ¡Que comience el partido!

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Lo que comenzó como un juego inocente que todos disfrutaban y aclamaban se transformó en menos de lo esperado en caos y ruinas.

Todo comenzó a alterarse por los gritos de algunos que comenzaron a preocupar a los demás. Varias personas enmascaradas se acercaban a las tiendas y las prendían en fuego con sus antorchas, murmurando cosas extrañas que sonaban como los susurros del mismo diablo y sus huestes demoníacas.

_____ corría por el lugar desesperada, en intentos de encontrar a su familia. Lucius apenas comenzó todo huyó y se llevó a Draco, a pesar de las protestas de éste por regresar por su prima. El fuego ardiente lleno de tribulación, los gritos de la multitud que corría de acá para allá como ovejas sin rumbo o gallinas sin cabeza, y la confusión de no saber lo que pasaba la inquietaban. El fuego danzó por el campo y dejó un rastro abrasador con su peligroso baile caluroso e infernal, su elegante silueta no hacía más que destruir a todo lo que se atreviera a tocarlo, dejándolo todo sin vida ni color.

Se sintió mareada al inhalar tanto humo, se había perdido entre las carpas, el miedo que sentía no ayudaba para tratar de dirigirse, pues comenzaba a ver todo borroso. Comenzó a sudar, y el calor provocó que se quitara los guantes y los arrojara desinteresadamente al suelo.

Decidió quedarse allí, acurrucada en una tienda que no estaba en llamas, pero su mala suerte sólo pudo funcionar para que las personas enmascaradas y con sombreros coníferos se dirigieran a ella.

Trató de estabilizarse en sus dos pies, sacando su varita en caso de que fuera necesario defenderse. La gente misteriosa e indudablemente culpable de lo que ocurría se detuvo al verla, todos inclinando levemente la cabeza hacia ella izquierda, como un grupo de robots.

Ella aguantó las respiración inconsciente, cerrando fuertemente sus ojos, lista para abrirlos en el más allá. Tres, cuatro, cinco minutos pasaron y ella aún estaba allí, nada había cambiado. Se atrevió a dejar que sus párpados se abrieran, y descubrió que estaba sola, aquellas personas ya no estaban a la vista ni habían dejado rastro alguno.

-¡____!- de repente escuchó su nombre siendo llamado. Alguien la había estado buscando en cuanto logró convencer a su padre de volver. Draco Malfoy corrió hacia ella y se la llevó de la mano, apartándola de aquella escena y poniéndola a salvo.

Aún estupefacta por lo recién ocurrido, ____ apenas pudo divisar un tipo de señal en el cielo. Una gran calavera con la boca abierta, de la cual salía una serpiente enredada en sí misma que se deslizaba por las nubes.

𝔉𝔩𝔬𝔯𝔢𝔰 𝔄𝔪𝔞𝔯𝔦𝔩𝔩𝔞𝔰 ||  𝒩. 𝐿𝑜𝓃𝑔𝒷𝑜𝓉𝓉𝑜𝓂 Where stories live. Discover now