𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟷𝟽

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-𝐄𝐥 𝐥𝐥𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐝𝐫á𝐠𝐨𝐫𝐚-
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-𝐄𝐥 𝐥𝐥𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐮𝐧𝐚 𝐦𝐚𝐧𝐝𝐫á𝐠𝐨𝐫𝐚-🪴🪴🪴

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𝔈𝔯𝔞 𝔲𝔫𝔞 𝔫𝔲𝔢𝔳𝔞 𝔪𝔞ñ𝔞𝔫𝔞 en Hogwarts. El sol brillaba de una manera agradable e iluminaba las piedras y pasillos del castillo volviendo el ambiente sublime. Era una buena mañana, comenzarían con herbología, y _____ estaba particularmente feliz de tener esa lección con los Gryffindors.

Todos estaban reunidos en uno de los invernaderos de Hogwarts (pues habían varios), los grupos mezclados y cada quien hablando animadamente con sus amigos mientras esperaban a la profesora Sprout.

-Buenos días- dijo la voz de la profesora Sprout al llegar, logrando llamar la atención de los alumnos. Era una señora de aspecto amistoso y simpático, con rizos cortos y grises que caían desordenados hasta su nuca, pero eran en su mayoría tapados por el amplio sombrero de bruja que tenía puesto. Tenía guantes y un traje especiales para jardinería cubiertos de tierra, demostrando lo mucho que se la pasaba en el invernadero con sus plantas.

-Buenos días, profesora Sprout- dijo la clase al unísono.

-¡Bienvenidos al invernadero #3, segundos años!- anunció la señora -Ahora reúnanse todos.

Los estudiantes obedecieron, acercándose mas a la mesa llena de plantas de la misma especie todas.

-Creo que son mandrágoras- le susurró Neville a ____, tratando de no ser muy obvio para que la profesora no lo exhortara.

_____ solo dirigió su mirada hacia Neville con una sonrisa, no queriendo responder mucho para ponerle atención a la Sra. Sprout.

-El día de hoy cambiaremos las macetas de estas Mandrágoras- dijo la maestra, dándole inconscientemente la razón a Neville. ______ le sonrió a Neville mientras le daba un golpecito en el hombro con el suyo, silenciosamente felicitándolo por haber adivinado correctamente. -¿Alguien aquí puede decirme las propiedades de las raíces de mandrágora?

La mano de Neville tembló, dudando en si participar o no, él ciertamente sabía la respuesta. Su estómago se revolvió con anticipación mientras alzaba poco a poco su mano, hasta que...

-La mandrágora- se adelantó Hermione -Es usada para regresar a los que han sido petrificados a su estado original.

La profesora Sprout asentía a medida que Hermione hablaba, una sonrisa de orgullo se manifestaba en la comisura de sus labios.

-También puede ser algo peligrosa- siguió la de cabello ondulado -El llanto de una mandrágora es fatal para cualquiera que lo escuche.

-¡Excelente! ¡10 puntos para Gryffindor!

Hermione sonrió orgullosa, ruborizándose al ver las caras de sus amigos felicitándola.

-Bien, como nuestras mandrágoras son aún pequeñas, sus lloriqueos no pueden matarlos aún, pero podrían noquearlos por algunas horas- explicó Sprout. -Es por eso que a cada uno le he dado un par de audífonos para su protección auditiva. Así que por favor colóquenselos ya. Gracias.

Cada uno tomó los audífonos en frente y se los puso, eran realmente efectivos para cancelar el sonido, pues la fuerte voz de la profesora Sprout se oía apenas como un suave murmullo.

-Presiónenlos, deben quedar bien apretados- instruyó la maestra, subiendo su voz al no oírse a ella misma -Presten mucha atención a lo que hago. Toman a su mandrágora firmemente, la arrancan de raíz de la maceta...

Al decir esto, la profesora Sprout tomó a su mandrágora y la arrancó, haciendo que ésta llorara de manera fuerte, irritable y ensordecedora. Incluso con los audífonos puestos, la voz de la planta resultaba increíblemente molesta. La mandrágora, como si fuera un bebé recién nacido, movía sus raíces que asemejaban brazos y piernas, frunciendo su aparente rostro al lloriquear más.

-Ahora, simplemente la hunden en la nueva maceta y le rocían algo de abono para mantenerla calentita.

Por accidente, Neville intentó arreglar sus audífonos creyendo que así podría disminuir tan espantoso bullicio, pero terminó zafándoselos tan ligeramente que aún así el canto horroroso de la mandrágora lo desmayó.

Viendo el desfallecimiento de su amigo por el rabillo del ojo, ______ logró atraparlo justo antes de que cayera al suelo y se golpeara la cabeza.

Todos, incluyendo la profesora Sprout, dirigieron su mirada al desmayado niño, suspirando con pesadez.

-Parece que Longbottom ha estado jugueteando con sus audífonos- suspiró Sprout.

-No señora, solo se desmayó- notó Seamus.

-Sí, bueno, déjenlo ahí- dijo Sprout disminuyéndome importancia.

-Déjeme llevarlo a la enfermería, Profesora Sprout, no quisiera dejarlo aquí tirado- sugirió ____, aún sosteniendo el algo pesado cuerpo de Neville.

-De acuerdo- suspiró la mayor -Por favor, linda, hazme ese favor. Asegúrate de volver rápido, no querrás quedarte atrás- dijo la profesora, no teniendo tiempo para llevarlo ella. -Bien, sigamos, hay muchas macetas que llenar...

Con dificultad, la chica logró salir del invernadero, llevando a su amigo desmayado apoyando en el hombro mientras arrastraba sus pies.

Afortunadamente, la enfermería estaba cerca, por lo que no hubo mucho sufrimiento en seguir cargando a Neville. A la chica no se le ocurrió usar Wingardium Leviosa.

-¿Longbottom otra vez?- cuestionó con sarcasmo la señora Pomfrey al ver al chico llegar. Después ayudó a la chica a subirlo a una camilla.

-¿Estará bien?

-Claro, solo dale unas cuentas horas- aseguró la señora, dejando que ______ se fuera a su clase con más tranquilidad por su amigo.

𝔉𝔩𝔬𝔯𝔢𝔰 𝔄𝔪𝔞𝔯𝔦𝔩𝔩𝔞𝔰 ||  𝒩. 𝐿𝑜𝓃𝑔𝒷𝑜𝓉𝓉𝑜𝓂 Where stories live. Discover now