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𝔓𝔬𝔯 𝔢𝔩 𝔯𝔢𝔰𝔱𝔬 𝔡𝔢 las vacaciones, a _____ se le despojó de la ventaja de recibir y mandar cartas como castigo. Lucius estaba muy enojado al enterarse de que la familia se estaba asociando con muggles, por lo que después de sermonear a _____, le quitó todo el papel, tinta, y plumas que tuviera en su habitación. Las cartas que recibía de sus amigos eran directamente enviadas a la chimenea.
Afortunadamente el tiempo pasó rápidamente.
Ya era el día de volver. Draco y ______ empujaban sus carritos, sin necesidad de instrucciones esta vez al ya saber lo que debían hacer. Se despidieron rápidamente de Lucius y Narcisa.
-Procuren escribir más seguido- instruyó la mujer. El año pasado a duras penas había recibido cartas de los niños.
-_____- llamó Lucius, moviendo su dedo en señal para que ella se acercara -Si me llego a enterar de que sigues amistosa con la gentuza, yo mismo me encargaré de hacerle saber a tu madre en Azkaban y ella misma se hará cargo de venir para castigarte.
Aterrorizada, la chica solo asintió repetidamente. Realmente no era posible sacar a su madre de la cárcel, pero a esa edad, los niños creen todo lo que un adulto les dice.
Aún con con miedo en la mirada, ambos niños corrieron hacia la barrera, atravesándola sin problemas y encontrándose una vez más al majestuoso tren.
Una vez más, Draco se reunió con sus amigos Crabbe y Goyle. ______ por su parte, decidió irse al tren a buscar campo de nuevo, encontrando fácilmente uno vacío pues aún era temprano.
Poco tiempo pasó y por la puerta de la cabina se asomó un chico de rostro tierno y pecoso. Sus ojos verdes aceituna examinaron la cabina con curiosidad, y al reconocer a _____, una sonrisa se apoderó de su expresión.
-¡Neville!- reconoció ____, levantándose de su asiento para saludar a su amigo con un abrazo, enrollando sus brazos en el torso del chico.
Neville devolvió el abrazo, replicando la alegría de su amiga al verle. Se ruborizó levemente al tenerla en brazos, y su estómago se llenó de mariposas al envolverla brevemente.
______ se apartó para verlo mejor. Estaba un poquitín más alto, pues ya era de la misma estatura que ella. Tenía un flequillo y el pelo le había crecido un poco.
-Siéntate, siéntate- ofreció _____, sentándose y señalando el lugar a su lado para que Neville se sentara, acción que el chico obedeció. -¿Cómo te fue en el verano?
-Bien- comenzó Neville, emocionado de que alguien estuviera dispuesto a escucharle -Mi abuela y yo fuimos a un parque que queda en Londres. Fue realmente la primera vez que estábamos cerca de tantos muggles, muy interesante, allí estaba un río en donde encontré la planta que te conté el otro día.
-Si, lo recuerdo- rió ella -¿Algo más?
'Visité a mis padres' pensó Neville, pero se decidió a no hablar de ello para no incomodar a su amiga, y no llorar él.
-No, sólo eso, me la pase la mayoría de días en mi casa- Neville forzó una sonrisa -Cuéntame qué hiciste tú.
-Tampoco hice demasiado, mis tíos se molestaron mucho conmigo porque Draco les contó que soy amiga de Hermione- la menor contó, rodando los ojos al recordarlo -Ya sabes como son algunas familias... aún sigo enfadada con él.
-Entiendo- dijo el niño, asintiendo levemente -¿Y no están en contra de que tú y yo seamos amigos?- cuestionó, evitando la mirada de la chica al saber que la pregunta podía parecer imprudente.
Antes de poder responderle, la chica desvió sus ojos un momento a la ventana del tren, alarmándose mucho al ver a nada más ni nada menos que a Harry Potter y Ronald Weasley persiguiendo el tren en un carro volador, pero Harry estaba peligrosamente agarrado de la puerta del coche, haciendo lo mejor que podía para no caer al vacío.
-¡Por Merlín! ¿¡Ese es Harry!?- exclamó _____, acercándose más a la ventana y dándole golpecitos.
-¡Se va a caer!- exclamó Neville, asomándose más. Harry colgaba agarrado únicamente de la puerta oxidada de aquel auto celeste, tratando de agarrarse de la mano de Ron que parecía estar resbalosa, pues cada vez que la tomaba se volvía a zafar.
-¿¡Por qué será que siempre tienen que meterse en problemas!? ¡Ni siquiera ha comenzado el año!
-¡No quiero ver!- decía Neville en repetición, tapándose los ojos con terror, aunque la curiosidad le hacía ver ocasionalmente por entre sus dedos.
-Tranquilo, Neville, parece que ya Harry logró acomodarse dentro del auto- suspiró la chica con una mano en el corazón -Cuando ese par llegue a Hogwarts les daré la regañada de sus vidas.
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Así fue. Como la chica prometió, en el momento en que vio a Harry y Ron salir de la oficina de Snape (pues al parecer habían sido vistos por muggles y molestado al sauce), se encargó de darles ella misma una reprensión.
Claro, después de eso no hizo más sino agradecer que estaban bien, y se encargó de curar algunos de los rasguños que los chicos tenían en sus rostros.
