𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟽𝟺

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-Ese es mi chico-
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    𝔄 𝔭𝔢𝔰𝔞𝔯 𝔡𝔢 los esfuerzos y nuevas leyes en contra de cualquier reunión a escondidas, y su propio séquito de estudiantes que respaldaban el descontento de Dolores Umbridge, el Ejército de Dumbledore sólo avanzaba en conocimiento y exper...

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𝔄 𝔭𝔢𝔰𝔞𝔯 𝔡𝔢 los esfuerzos y nuevas leyes en contra de cualquier reunión a escondidas, y su propio séquito de estudiantes que respaldaban el descontento de Dolores Umbridge, el Ejército de Dumbledore sólo avanzaba en conocimiento y experiencia.

Harry Potter era muy buen profesor, y ya la mayoría estaba bien adelantada, conociendo y conjurando con bastante profesionalismo los encantamientos que en la escuela no se les enseñaba.

Todos menos Neville Longbottom.

No era su culpa, en realidad era su varita. Desde primer año Augusta lo hizo usar la varita de su padre Frank, debido a creencias de que dicha varita lo ayudaría en algo, pero no funcionaba así. La varita simplemente no estaba hecha para Neville, ella no lo había escogido, por lo que se rehusaba tanto a obedecer sus mandamientos durante tantos años.

Un buen día, con demasiada vergüenza de pedirle ayuda a Harry, el muchacho cabizbajo se acercó a su amiga en el comedor. Estaba más tímido de lo normal, pues se sentó a su lado y sus labios temblaron, era obvio que quería decir algo. No se atrevía a levantar la mirada por la pena.

-¿Pasa algo, Nev?- cuestionó _____ entre risas al desviar su atención de la animada conversión que tenía con Hermione.

-Uh... me preguntaba si...- titubeó, la última parte de la oración resultando incomprensible.

-Nev, si no hablas más alto no sabré qué es lo que quieres decirme.

-Es que necesito ayuda con... un... hechizo- balbuceó, su rostro rojo por la vergüenza.

-Ay, Neville- ella rió -No tienes que ponerte tan nervioso, vamos.

Ella de repente se levantó de la mesa, y disculpándose con Hermione, tomó a Neville del brazo y se lo llevó a uno de los invernaderos en donde pensó que Umbridge no inspeccionaría.

Ya en uno de los invernaderos y con el permiso de la Profesora Sprout, comenzaron a practicar. _____ se encargó de mover algunas plantas para que no resultaran rotas por algún accidente.

Uno.

Dos.

Tres.

Y hasta cuatro intentos fallidos.

Al borde de la desesperación, Neville se paseaba por el invernadero y trataba de calmarse, apretando su varita en su mano con un nudo en la garganta.

-Soy un inútil- repetía, pasando sus manos por su cabello. Se había quitado la capa y el suéter, su camisa blanca ya estaba manchada de la tierra de una de las macetas que accidentalmente rompió.

-Neville, no eres un inútil- _____ suspiró y se acercó a su exasperado amigo -Es tu varita ¿no le has dicho a tu abuela que te compre otra?

-Primero me muero antes que desechar la varita de mi sagrado padre- respondió sarcásticamente, algo inusual pero bello en él.

-Bueno, sigamos- suspiró ella, se acercó a Neville y delicadamente lo ayudó a posicionar su brazo, apoyó su barbilla en el hombro del chico -Mueve tu muñeca, no la dejes tan firme- murmuró.

Con el corazón acelerado debido a tanta cercanía, Neville hizo lo que le fue instruido y fue practicando, desde los hechizos simples hasta loas complejos, y se sintió orgulloso cuando logró la mayoría. Sonrió ampliamente y miró a su mejor amiga.

-Muy bien, Nev- alabó ella -Practicaremos Expelliarmus en el cuarto de requerimientos más tarde, la profesora Sprout nos matará si le rompemos otra planta.

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-¡Stupefy!- conjuró _____ Lestrange, moviendo su varita.

Dean Thomas voló por la habitación, dando unas tres vueltas en el aire antes de caer.

-Oh, vaya, ¿Estás bien, Dean?- se acercó ella con preocupación, arrodillándose frente al chico que sostenía su cabeza.

-Si, si- rió Dean, su risa sonando genuina y contagiosa -Debo felicitarte, te sale casi a la perfección.

Y así llegó la navidad, a pesar de los conflictos y trabas que Umbridge ponía, el Ejercito de Dumbledore iba muy avanzado en hechizos.

Incluso Harry Potter cedió ante la petición de _____ de poner un arbolito, el cual ella misma decoró con velas, moños y una estrella en la punta.

Precisamente eso hacía. Con ayuda de su varita, la chica de Hufflepuff hacia levitar y colocar delicadamente los adornos que se enrollaban alrededor del árbol conífero. Sonrió ante el agradable aroma del pino, tan nostálgico y navideño como sólo él podía serlo.

Su atención se desvió de la decoración cuando escuchó la voz de Neville exclamar:

-¡Expelliarmus!- dijo, y la varita de Pavarti Patil salió volando de su mano. Ella volvió a ver a su hermana Padma con completa incredulidad y atónita, pero una sonrisa estaba también en su sorprendido rostro.

Todos tenían visible sorpresa en sus facciones, acercándose al muchacho para felicitarlo al después de tantos intentos lograr aquel hechizo. Harry le dio una palmada en el hombro.

-Excelente, Neville- dijo el de lentes.

Guardando su varita y decidiendo que lo del árbol podía esperar, Lestrange corrió para acercarse a su buen mejor amigo.

-Lo hiciste, Neville- ella sonrió dulcemente cuando estuvo frente a él, al principio sólo dándole una palmadita en el brazo.

-Lo hice- rió Neville con incredulidad, sorprendiendo a su amiga cuando la abrazó de repente -Tal vez no sea un caso perdido después de todo- murmuró en el abrazo, recibiendo halagos y felicitaciones de todos al mismo tiempo.

'Ese es mi chico.'

Y después, con unas ultimas palabras de Harry, todos se retiraron, algunos listos para irse a sus hogares durante las vacaciones de navidad.

-Feliz navidad, Harry- dijo ___ al irse, dándole un abrazo corto a su amigo de lentes.

-Feliz navidad, _____- sonrió Harry, y luego se despidió de Neville quien agradeció por las clases y el avance.

𝔉𝔩𝔬𝔯𝔢𝔰 𝔄𝔪𝔞𝔯𝔦𝔩𝔩𝔞𝔰 ||  𝒩. 𝐿𝑜𝓃𝑔𝒷𝑜𝓉𝓉𝑜𝓂 Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt