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ℭ𝔬𝔫 𝔢𝔩 𝔯𝔬𝔰𝔱𝔯𝔬 ya seco después de una noche de llanto y desesperación, ______ yacía sentada en su tocador de madera barnizada, dándole un tono más oscuro al que poseía originalmente. Se miró en el espejo, tenía nuevamente ojeras bajo sus ojos, y una expresión de agotamiento y angustia que el maquillaje no era capaz de ocultar. Se cepilló el cabello con lentitud, casi por inercia, pues aunque su cuerpo estaba allí en su cuarto, mentalmente se había ido del plano terrenal.
Aquel día sería tan lúgubre como todos los demás, solo había algo diferente. Una reunión se daría a cabo, a mandato del Señor Tenebroso. ____ no quería ni imaginarse de lo que se hablaría en esa oscura hora, o que nuevas maquiavélicas misiones le serían encomendadas.
Aún faltaban unos quince minutos para dicha conferencia, pero ______ decidió salir de su cuarto de una vez, viéndose incapaz de entretenerse más con lo que le rodeaba. Se abrazó a sí misma al pasar por el pasillo, cuyas paredes no emanaban más que frío. Ojeó lentamente los retratos colgados en la pared y se detuvo en uno, el más reciente, que era una imagen de ella misma vestida de manera elegante y en una pose sofisticada. No reconocía a aquella muchacha, con una expresión tan vana y presumida.
-¿Y tu qué tanto me ves?- cuestionó el retrato, cruzando sus brazos y rodando los ojos.
-Nada, nada- suspiró ______, poniendo los ojos en blanco y caminando más rápido para no observar más a su imagen.
Al llegar a la gran mesa a la que debía sentarse durante la reunión, ahogó un grito. Una maestra de Hogwarts, encargada de la enseñanza de la vida muggle, levitaba sobre ésta. Tenía su espalda dolorosamente erguida permanentemente hacia abajo y ya no sostenía su cabeza, sólo la dejaba caer y la sangre ya se le había acumulado allí. Se le veía agobiada, sufrida, y al ver a ______ le suplicó por ayuda, pero no había nada que la adolescente pudiera hacer.
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Sentada, en la segunda silla al lado derecho del Señor Oscuro, ______ observó todo con impaciencia, esperando el fin de esa tortuosa hora. Se sentía realmente incómodo estar tan cerca del líder, era como si fuera capaz de mirar en lo más profundo de su ser, y supiera todos sus secretos. Sus ojos, semejantes a los de un reptil, la miraban atentamente de vez en cuando, y era aún más aterrador el no ver emoción alguna tras de ellos. Además, la maestra aún levitando y sollozando la inquietaba, y era horrible no poder hacer nada, solo podía desviar la mirada.
Bellatrix Lestrange, la siguiente al lado de ______, le daba palmadas en el brazo. Estaba ciertamente orgullosa y contenta con su hija, a pesar de que sus logros solo se hubieran consumado debido al temor. El tío Lucius había regresado de Azkaban, pero su mirada había cambiado, estaba asustado y parecía haber quedado con traumas de haber estado en aquel temible lugar.
