𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟼𝟼

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-Despedidas y promesas-
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     𝔈𝔫𝔠𝔢𝔯𝔯𝔞𝔡𝔞 𝔢𝔫 𝔲𝔫 𝔡𝔢𝔰𝔭𝔞𝔠𝔥𝔬 y advertida de no poder irse hasta dar una explicación convincente, _____ Lestrange yacía sentada en una incómoda silla de madera en la oficina de Dumbledore

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𝔈𝔫𝔠𝔢𝔯𝔯𝔞𝔡𝔞 𝔢𝔫 𝔲𝔫 𝔡𝔢𝔰𝔭𝔞𝔠𝔥𝔬 y advertida de no poder irse hasta dar una explicación convincente, _____ Lestrange yacía sentada en una incómoda silla de madera en la oficina de Dumbledore.

-Dime, _____- trató Dumbledore con calma, pero sus respiraciones agitadas daban a entender todo lo contrario -¿Cómo supiste que eso pasaría? ¿Cómo supiste que Cedric moriría?

-Lo soñé- respondió ella con simpleza, aún sollozando un poco -Suena raro, lo sé, pero es tal y como se lo digo. Soñé que algo así pasaría y paso, realmente no sé como o porqué...- su voz comenzó a quebrarse a medida que hablaba.

-Lo soñaste- repitió Albus, rozándose las sienes con un suspiro agotado. -¿Cómo supiste exactamente qué este... sueño... era una premonición y no solo un simple sueño?

-He estado experimentando este tipo de sueños desde el segundo año, señor- explicó -Se sienten diferente, y se que significan algo porque me dan inquietud durante muchos días y simplemente hay algo dentro de mi que me dice que no es un simple sueño, como usted lo llama.

-¿Y no nos habías dicho?

-Lo hice. Le conté a usted, a Harry, a Hermione y a Ron pero ninguno me creyó.- dijo, bajando la mirada y esperando no ser regañada por el atrevimiento aquel -En verdad lo siento... si hubiera insistido más tal vez me hubiera escuchado.

Dumbledore suspiró. Cayó en cuenta de que era cierto, _____ le había dicho pero él la había ignorado.

-Yo lo siento, he hecho todo mal. Debí escucharte desde que nos rogaste que Harry no participara en el torneo, tenías razón, Lestrange, y aunque me cueste admitirlo me he equivocado.

Y por primera vez, _____ vio al impecable y respetado Albus Dumbledore nervioso.

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Algunos días después, se descubrieron verdades que realmente nadie se hubiera esperado y que sólo confirmaban que en estos tiempos ya no se podía confiar en nadie.

Alastor Moody resultó ser un farsante, su apariencia siendo un engaño de la poción multijugos que Barty Crouch Jr, había estado utilizando. El verdadero Alastor había estado atrapado todo ese tiempo en un pequeño baúl en su oficina. Sobra decir que Azkaban recibió un nuevo prisionero.

Pero aquel día fue más triste que todos los anteriores, pues la muerte de Cedric Diggory no era un simple rumor, era una realidad, y resultaba difícil creer que un muchacho tan joven hubiera resultado víctima de algo tan inocente como todos consideraban que era el torneo.

-El día de hoy, caemos en cuenta de una pérdida terrible- hablaba Dumbledore frente a todos en el Gran Comedor. Su tono que siempre parecía triunfante y orgulloso estaba apagado, estaba sentado en su silla y hablaba desde ahí, ni siquiera apoyándose con su varita para que su voz sonara más fuerte -Cedric Diggory era, como ya todos los saben, excepcionalmente trabajador, con una mente infinitamente noble, y lo que es más importante, un gran... gran amigo.

Los amigos del fallecido estaban sentados en un rincón, sus rostros inexpresivos y pálidos, todas sus lágrimas gastadas y usadas hasta no quedar más.

El ambiente sombrío reinó en Hogwarts, no había ni una sola alma que se atreviera a interrumpir tan solemne ocasión. Dumbledore se levantó de su silla y era obvio que, a diferencia de lo usual, las palabras se le dificultaban.

-Por lo tanto creo que ustedes tiene el derecho a saber exactamente cómo murió- continuó el mayor -Verán... Cedric Diggory fue asesinado por Lord Voldemort.

El rostro de todos palideció aún más ante tales palabras y su corazón se detuvo. _____ comenzó a dejar inconscientemente que una, dos y tres lágrimas cayeran de sus ojos, su mirada completamente perdida. El discurso de Dumbledore, por conmovedor que fuera, no le daba paz, sino le recordaba de su necedad.

"Si hubiera insistido más, si tan sólo hubiera insistido" se repetía la adolescente una y otra y otra vez.

-¡El ministro de magia no quiere que yo les diga esto! Pero no hacerlo sería un insulto a su memoria... el dolor que todos sentimos con esta horrible pérdida me recuerda... nos recuerda... que aunque vengamos de diferentes lugares o hablemos lenguas distintas, nuestros corazones laten como uno solo. Debido a los eventos recientes, las amistades formadas este año serán mas importantes que nunca. Recuerden eso, y Cedric Diggory no habrá muerto en vano, y celebraremos a un muchacho que fue amable y honesto y valiente... y se mantuvo auténtico y correcto hasta el final.

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Ya era el día de partir. Absolutamente todos los adolescentes, niños y niñas, maestros y demás estaban reunidos, todos abrazándose como si hubieran sido amigos de toda la vida, y no hacía falta el haber hablado mucho o haber conectado para que fuera una despedida tan llena de amor y apego los unos por los otros.

A pesar de que todos estaban dolidos por la muerte de Cedric, esto no impedía los miles de besos y abrazos que todos se repartieron aquella tarde. Las señoritas de Beauxbatons y los jóvenes de Durmstrang se retiraron, siendo despedidos por los aplausos y chiflidos de todos los de Hogwarts que se habían acostumbrado a tenerlos cerca.

_____ Lestrange se encontraba sola, sentada en un balcón mientras con una mano despedía a los pegasos y al barco que se llevaba a los visitantes, la melancolía recorrió su ser y su garganta formó un nudo. Por alguna razón la belleza de aquellas majestuosas criaturas aladas le había robado el corazón, y era como si un pedacito de éste se hubiera ido junto a los pegasos.

Sintió a alguien sentarse a su lado. No tuvo necesidad de mirar, sabía quién era.

-Sabes- murmuró el muchacho a su lado, su mirada verde perdida en el atardecer cuyo sol sólo le encendía y embellecía los ojos -Va a ser raro no verlos el año que viene, de alguna manera, me acostumbré a su presencia.

-Yo también- suspiró la chica, reposando su cabeza en el hombro de Neville Longbottom -Prométeme algo.

-¿Qué cosa?

-Promete que me escribirás este verano- dijo, la melancolía y extrañeza en ella aún no apartándose de su ser.

-¿Y yo cuándo he dejado de escribirte?- Neville rió, un poco confundido por la manera en la que su amiga le pedía aquello.

-Sólo me refiero a que no te detengas,- dijo con una sonrisa, y con aquella promesa pudo estar en paz. Con el retorno de Voldemort las cosas no serían fáciles para ella de ahora en adelante, pero al menos con las cartas de Neville, podría tener al menos un poquito de felicidad.

Y así terminó el cuarto año en Hogwarts.

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