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𝔗𝔞𝔫 𝔯á𝔭𝔦𝔡𝔬 𝔠𝔬𝔪𝔬 𝔭𝔞𝔰𝔞 𝔢𝔩 𝔳𝔦𝔢𝔫𝔱𝔬, pasaron las vacaciones, y aquellos meses de ocio y sueño prolongado se acabaron. Con compras apresuradas y lista de útiles incompleta, _____ acompañó a Draco a la estación 9 3/4, y ahora que ya tenían experiencia en el asunto, Lucius y Narcissa no se molestaron en ir con ellos, podían desentenderse. Y no parecía preocuparlos mucho el hecho de que había un asesino serial suelto: Sirius Black.
-Ese libro de nuevo está como loco- se quejó Draco, sintiendo como dentro de su maleta el Monstruoso Libro de Monstruos se movía, retorcía, chillaba y peleaba, haciéndole difícil jalarla. Era un libro necesario aún no sabían para qué, tenía piel de algún animal como cobertura, ojos como los de una araña y dientes afilados en la apertura. Era realmente agresivo.
-Ya te expliqué que solo tienes que acariciarlo un poco y se calmará- suspiró _____ mientras con apuro jalaba su propia maleta, que a diferencia de la de su primo, estaba en perfecta calma.
-Estas loca si crees que voy a poner mis manos en esa cosa para que me muerda- refunfuño el rubio, atravesando la pared de la estación como ya estaba acostumbrado a hacerlo. -Es toda una amenaza, es psicótico que nos hagan usar algo así.
-Ya deja de quejarte- dijo _____ siguiéndole el paso y caminando aceleradamente, sus piernas eran considerablemente más cortas que las de su primo.
El tren aquella vez estaba extrañamente lleno y habían tantos padres que resultaba difícil pasar. ¿Acaso habían llegado tarde? Eran apenas las... 10:45... sí, habían llegado tarde. 'Quince minutos no son nada', pensarán ustedes, pero para lo puntual y apurado que era el tren, era siempre mejor llegar con al menos cuarenta minutos de anticipación.
Draco se perdió entre la multitud, y ahora le tocaba a _____ lidiar sola con toda esa gente que lo único que hacía era apretarla y asfixiarla.
Sin querer, la muchacha chocó con una señora de cabello rojizo y ondulado que también se despedida eufóricamente de sus hijos.
-Oh, lo siento mucho- se disculpó ____ con brevedad.
-¡____! Hola querida, ¿cómo has estado?- cuestionó la señora Weasley cuando se dio la vuelta para ver quién la había empujado.
-Bien, gracias, Señora Weasley- dijo la menor sin aliento.
-¡Pero qué grande estás! Estas ciertamente más alta que el año pasado, linda- halagó la pelirroja con normalidad, como si toda la multitud a su alrededor no estuviera ahí realmente.
-Gracias. Me disculpo pero en serio debo ir al tren, voy un poco tarde- se excusó rápidamente la chica, encontrando un pequeño espacio entre la gente amontonada por el cual se escabulló.