-La muerte del mejor mago de todos los tiempos- 🪴🪴🪴
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𝔈𝔯𝔞 𝔲𝔫𝔞 𝔫𝔬𝔠𝔥𝔢 𝔭𝔞𝔯𝔱𝔦𝔠𝔲𝔩𝔞𝔯𝔪𝔢𝔫𝔱𝔢 oscura, una tormenta aturdía todo el cielo, pero no llovía. El viento se movía con furia e ímpetu, le arrancaba las hojas a los árboles y quebraba sus ramas. Rayos y truenos iluminaban el cielo brevemente cada cierto tiempo, y su sonido de ira hizo eco en el firmamento. Todo apuntaba a la anticipación de un evento que ya se había retrasado por demasiado tiempo, uno que cambiaría la historia tanto de Hogwarts como del mundo mágico.
Con rodillas temblorosas, lágrimas en los ojos y un temor agonizante, _____ Lestrange se levantó de su cama en el hospital, era la última noche que pasaría allí. Como sea, estar en la enfermería le sirvió, pues nadie se daría cuenta si se iba, como hubiera ocurrido en su sala común. Ya estaba vestida en un atuendo negro, que simbolizaba el luto de su espíritu al llegar finalmente a la realización de su deber, su misión encomendada. De la manera más silenciosa posible se fue de la enfermería, saliendo por la puerta apenas estuvo lo suficientemente abierta como para que sólo su figura fuera capaz de pasar.
No estaba sola, afuera la esperaba su primo. Draco Malfoy. Se le veía tan agobiado, tan asustado que no parecía ser él. Había estado tan enojado y tan convencido de que era un honor servirle al Señor Oscuro que había olvidado lo grave que era arrebatar la vida de alguien más, alguien que era inocente, pero ahora que sólo era cuestión de minutos para que Albus Dumbledore yaciera muerto en su oficina, fue como si la realidad le hubiera dado una bofetada.
Aún era un misterio porqué el Señor Tenebroso los había escogido a ambos, siendo que matar a alguien podría llevarse a cabo por una sola persona. La realidad era que Voldemort no creía que Draco fuera capaz de hacerlo, pero se confió en la sangre maquiavélica que corría por las venas de _____. La hija de su mayor seguidora, la más fiel de sus mortífagos, tenía que ser excelente por herencia.
En menos de lo que el par de adolescentes se pudo dar cuenta, ya habían llegado a la torre en la cual la oficina de Dumbledore se encontraba. Ahí estaba él, detrás de una especie de decoración circular. Su blanco cabello y barba llena de canas se movía con el viento, el grisáceo cielo de afuera combinada con su lúgubre actitud y ropas sin color.
-Buenas tardes, ______ y Draco- dijo el anciano con una calma sorprendente -¿Qué los trae aquí en este hermosa tarde de primavera?
-¿Quien más está aquí?- cuestionó Draco, su voz temblorosa pareció ser ocultada por un intento de intimidación. Tenía su varita apuntada a Dumbledore, igual que su prima a su lado -¡Lo escuché hablando con alguien!
-Suelo hablar para mí mismo en voz alta- explicó Albus, a diferencia de los jóvenes ante el, no tenía su mano puesta en su varita, sino que las tenía ambas juntas frente a él. -Me parece extraordinariamente útil. Tú también lo haces, _____, todo el tiempo.
