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Regresamos a la Estación King's Cross, en donde ya no eran Harry Potter y sus amigos quienes se subirían al tren, sino sus hijos. Una nueva generación de niños mágicos que se embarcaría en una nueva aventura aún desconocida.
Harry Potter caminó junto a su esposa Ginny, ambos llenos de nostalgia y melancolía al verse rodeados de tantas personas en la estación. Empujaba un carrito, pero ya no era el suyo, sino el de el joven Albus Severus Potter, quien se apresuraba para seguirle el paso, aunque se encontraba terriblemente nervioso.
Llegaron a lo que Harry recordaba como la entrada a la estación 9 y 3/4, deteniéndose ante una pared de ladrillos entre las estaciones 9 y 10. Albus le lanzó una mirada a su padre llena de escepticismo.
-¿Juntos?- sonrió el mayor, tomando la mano de su hijo quien asentía. Como fue prometido, juntos ingresaron y atravesaron la pared, de nuevo con aquel sentimiento tan confuso que era capaz de revolver el estómago pero acelerar el corazón. Albus cerró fuertemente sus ojos, inconscientemente esperando un golpe, pero pasó por ahí sin problemas.
Abrió sus ojos para encontrar la viva, colorida y alegre estación 9 y 3/4, llena de gente diferente en edad, estatus y contexto, todos charlando animadamente o despidiéndose los unos de los otros. Búhos volaban por ahí, algunos estudiantes mayores alardeaban de sus nuevas escobas con sus amigos, e incluso algunos primerizos lloraban de los nervios y el hecho de que extrañarían mucho a sus padres.
En la lejanía, Albus fue capaz de observar a unas figuras familiares, pues eran sus primos. Eran el tío Ron y la tía Hermione, quienes como la mayoría, se despedían de su hija Rose.
El sentimiento de incertidumbre regresó al interior del niño, y se agachó para amarrar los cordones de sus zapatos. Su padre notó que en primer lugar sus zapatos no tenían cordones, por lo que también se agachó para mirar a su hijo, sus ojos bondadosos achicándose por la sonrisa detrás de sus lentes redondos.
-Papá- comenzó el pequeño, mirando hacia abajo al admitir la mayor de sus preocupaciones-¿Y si me ponen en Slytherin?
-Albus Severus Potter- comenzó el mayor, pausando un poco para pensar bien lo que habría de decir. -Fuiste nombrado en honor a dos directores en Hogwarts- recalcó. Es mejor no cuestionar la capacidad de Harry para nombrar a sus hijos -Uno de ellos era un Slytherin, y él fue el hombre más valiente que he conocido.
-Entonces sí- suspiró el menor decepcionado, los prejuicios en contra de la casa esmeralda habían inundado su mente tan joven.
-Pero entonces la casa de Slytherin habrá obtenido a un grandioso mago- aseguró Harry.
