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𝔈𝔫 𝔠𝔩𝔞𝔰𝔢 𝔡𝔢 𝔇𝔢𝔣𝔢𝔫𝔰𝔞 ℭ𝔬𝔫𝔱𝔯𝔞 𝔩𝔞𝔰 𝔄𝔯𝔱𝔢𝔰 𝔒𝔰𝔠𝔲𝔯𝔞𝔰 estaba todo realmente callado, lo único que se escuchaba era la tiza del profesor malhumorado escribiendo en el pizarrón.
-Alastor Moody- dijo con seriedad, mirando a los estudiantes con sus manos tras su espalda -Ex-Auror, malcontento del ministerio, y su nuevo profesor contra las Artes Oscuras. Estoy aquí porque Dumbledore me lo pidió, fin de la historia, hasta luego, el fin. ¿Alguna pregunta?
Todos enmudecieron, intimidados por el mayor.
-Cuando se trata de Artes Oscuras creo en un enfoque más práctico- continuó. A decir verdad hacia un buen trabajo obteniendo la atención de todos -Primero, ¿quién de ustedes puede decirme cuántas maldiciones imperdonables existen?
_____ contuvo su respiración. Hablar sobre aquellas maldiciones solo podía significar hablar de una en específico también, y temía aquel momento. Se alejó un poco de Neville, que estaba a su lado, y comenzó a dibujar en su cuaderno para distraerse.
-Tres, señor- respondió Hermione con la voz algo asustada y quebradiza.
-¿Y por qué se llaman así?
-Porque son imperdonables, usar uno de ellos...
-Garantiza un boleto de ida inmediata a Azkaban. Correcto.- concluyó el maestro, ahora apuntando otra vez en el pizarrón. -El ministro dice que ustedes son demasiado jóvenes para ver qué es lo que hacen estas maldiciones, pero ¡Yo digo lo contrario! ¡Ustedes deben saber a qué se están enfrentando, necesitan estar preparados!- comenzó a levantar la voz rasposa que tenía, dándoles la espalda mientras continuaba -Y necesita encontrar otro lugar en el cual poner la goma de mascar que no sea su escritorio señor Finnigan.
Todos voltearon su rostro hacia Seamus, quien se quejó.
-No puedo creerlo. ¿El viejo este tiene ojos en la espalda?- refunfuñó el chico.
-¡Y escucha a través del salón!- Moody le lanzó la tiza que sostenía a Seamus, provocando que tanto él como todos los demás agacharan sus cabezas en temor de salir golpeados por el objeto. -Así que... ¿Cuál maldición deberíamos estudiar primero? ¡Weasley!
-S-si- balbuceó Ron aterrado.
-¡Párate!
Ron obedeció tembloroso, tratando de no ver directamente el ojo del profesor.
-Dinos el primero...
-B-bueno... mi padre me comentó sobre uno- comenzó el pelirrojo -La maldición de imperio.
-Ah... si- murmuró el mayor, su mirada fija en el muchacho -Tu padre debe saber todo acerca de eso... el ministerio tuvo un pequeño inconveniente con ese hace unos años... déjenme demostrarles porqué...