𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟿𝟺

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-La cena-
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      𝔈𝔯𝔞 𝔢𝔩 𝔡í𝔞 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔠𝔢𝔫𝔞 𝔡𝔢 𝔖𝔩𝔲𝔤𝔥𝔬𝔯𝔫, había llegado con más rapidez de lo que se podría considerar conveniente

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𝔈𝔯𝔞 𝔢𝔩 𝔡í𝔞 𝔡𝔢 𝔩𝔞 𝔠𝔢𝔫𝔞 𝔡𝔢 𝔖𝔩𝔲𝔤𝔥𝔬𝔯𝔫, había llegado con más rapidez de lo que se podría considerar conveniente.

A decir verdad, el ambiente estaba algo tenso e incómodo, pues muchos de los invitados no se conocían. Slughorn era el que hacía la parte de hablar, y los adolescentes sólo respondían según se les preguntaba algo.

En aquel momento comían helado. Era una gran copa increíblemente fría que contenía cinco o hasta seis bolas de helado cada una de diferente sabor, estaban decoradas con un poco de chocolate y malvaviscos. ______ encontró particularmente difícil comer de manera elegante y educada con tal delicia frente a ella, la última vez que había comido helado había sido en el cumpleaños de Neville, y no hace falta decir cuánto había extrañado comerlo.

-Así que, Cormac, ¿has sabido algo de tu tío Tiberius estos días?- cuestionó Slughorn, tomando una cucharada de su helado de menta.

-Sí, señor- respondió Cormac, quien estaba sentado a su lado, con amabilidad -De hecho había estado planeando en ir a cazar con él y el ministro durante las vacaciones.

-Ah, bueno. Asegúrate de saludarlos por mi- sonrió el mayor con su simpática actitud. -Y, señorita Granger ¿qué es exactamente lo que hace su familia en el mundo muggle?

-Mis padres son dentistas- respondió Hermione, alzando la vista y dejando su cuchara reposar sobre el borde de la copa cuyo helado casi no había comido.

La gran mayoría -no acostumbrada a la vida y profesiones consideradas normales por los muggles- la miró de manera extraña, prácticamente exigiendo una explicación.

-Ellos atienden los dientes de la gente- comentó, sintiéndose juzgada.

-Fascinante- dijo Slughorn. Levantó las cejas en intriga, las arrugas en su frente formando varias líneas en forma de w -¿Y se le considera una profesión peligrosa?

-No, aunque una vez un niño mordió a mi padre por accidente- explicó, haciendo un intento de ser graciosa y romper la incomodidad -Tuvieron que hacerle diez puntadas.

El silencio fue roto una vez más, esta vez por el sonido de la puerta chirriando al ser abierta. Ginny Weasley se asomó tímidamente, llevaba un vestido negro con brillos que la hacía ver muy bonita, pero la tristeza en sus ojos arrebataba todo el encanto.

-Ah, señorita Weasley.

-Lo siento, no suelo ser impuntual- se disculpó la pelirroja, moviendo una silla para sentarse.

Lo extraño fue ver a Harry Potter levantarse y quedarse ahí parado por alguna razón. Sus ojos estaban fijos en Ginny, quien lo miró con el ceño fruncido. Harry se aclaró la garganta, de repente sintiendo vergüenza y se sentó de nuevo.

-Bueno, no importa- rió Slughorn. Tenía una risa curiosa, pues levantaba una sola ceja y arrugaba el rostro, resultaba contagiosa -Llega justo a tiempo para el postre.

El silencio se prolongó por unos cuantos minutos, solo se escuchaba el sonido de las cucharas tocando el vidrio de la copa.

-Así que, señor Longbottom- Slughorn habló de nuevo, a lo que Neville levantó la mirada.

-¿Si, señor?- respondió el muchacho con cortesía. Se veía particularmente atractivo aquella noche, con una camisa celeste bajo un chaleco de lana marrón. Su cabello estaba bien peinado y se había perfumado más de lo usual. Estaba muy elegante para una cena tan casual, considerando que la mayoría de sus compañeros presentes estaban vestidos de manera informal.

-La señorita Lestrange me insistió en que usted asistiera, y no pude evitar notar lo... curioso que es que un Longbottom y una Lestrange sean tan amigos- comenzó el mayor. -Me preguntaba, claro que no pretendo parecer entrometido, cuál era la razón de su notable amistad.

______ se ruborizó visiblemente, desviando sus ojos al mantel de la misa. Neville tartamudeó un poco, buscando una respuesta en su amiga pero ella estaba muy ocupada observando los detalles del mantel.

-Discúlpenme, no quise tocar un tema incómodo- se comenzó a disculpar el maestro, notando la duda de su estudiante al responder.

-No, señor, para nada- titubeó Neville -No hay una razón realmente, nos conocimos en el primer año en el tren- comenzó, aún inseguro de lo que decía -Desde entonces somos amigos.

-Ah, qué curioso. ¿Y cómo está Augusta? Hace tiempo que no he hablado con ella.

-Bien, bien- carraspeó Neville, sintiendo la mirada de todos en él, algo que le desagradaba -Gracias.

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Afortunadamente el tiempo pasó con rapidez y la cena se dio por terminada dándole fin al incómodo ambiente. No era culpa de Slughorn, era muy agradable, pero realmente nadie sabía que decir entonces se volvía todo más tenso.

-Hasta luego, buenas noches- se despedía el mayor mientras los estudiantes se retiraban.

-Gracias por la invitación, profesor- se despidió _____ cuando ya había llegado a la puerta -Buenas noches.

-Gracias por asistir, querida, descansa- sonrió el anciano con una sonrisa genuina.

-Buenas noches- dijo Neville tímidamente y saliendo junto a su amiga, quien lo esperaba para caminar juntos a la sala común de _____, que quedaba más cerca.

Caminaron en silencio, pero ya no era un silencio incómodo como el de la cena, era tranquilo y pacífico. Algunos estudiantes aún pasaban al lado del par, pero ellos simplemente ignoraban eso. ______ movió su mano tímidamente, dejándola caer lo más disimuladamente que pudo para que las puntas de sus dedos tocaran los de Neville en un intento por sostener su mano.

Notando esto, en un intento de valentía, el muchacho se atrevió a tomar la mano de su amiga completamente. No era la primera vez que caminaban de las manos, pero había algo diferente aquella vez. Ya no eran intenciones del todo amistosas al hacerlo, era de manera romántica que estaba ocurriendo, solo que ninguno sabía que eso era exactamente lo que quería, o siquiera que el otro pensaba de la misma manera. La oscuridad del pasillo hizo el trabajo de esconder el rubor en sus mejillas, por lo que la única pista de nerviosismo en ellos eran las sonrisas que se habían plasmado en sus rostros.

El silencio perduró hasta que llegaron a la sala común de Hufflepuff, en donde se despedirían.

-Bueno- suspiró la chica, apartando su mano de la de Neville -Buenas noches, Nev.

Un sentimiento de Deja-vu recorrió a la joven Lestrange. Parecían tantas las veces que habían pasado por la misma situación, aunque no se aburría de ello en lo absoluto.

-Bonne nuit- dijo Neville con tono divertido.

-¿Eso es francés?- río ella. No sabía ni una sola palabra en francés, pero le encantaba como sonaba.

-Si, significa "buenas noches"- suspiró Neville, adoptando un semblante más confiado y metiéndose las manos en los bolsillos -Descansa, _____.

-Tu igual.

Y por primera vez, en lo que parecía ser una eternidad, Neville Longbottom no se apresuró, ni se puso más nervioso de lo común para darle un beso en la frente a su amada, y tampoco huyó cuando sus labios se separaron de la frente de _____, sino que se alejó pacientemente y caminó con confianza, su silueta desapareciendo lentamente a la tenue luz de la luna que iluminaba parcialmente el pasillo.

𝔉𝔩𝔬𝔯𝔢𝔰 𝔄𝔪𝔞𝔯𝔦𝔩𝔩𝔞𝔰 ||  𝒩. 𝐿𝑜𝓃𝑔𝒷𝑜𝓉𝓉𝑜𝓂 Where stories live. Discover now