CAPÍTULO 3

6.5K 551 79
                                    

Había pasado tres años desde que Hana cuidaba a Naruto y más ese día. Un día antes del diez de octubre se habían ido a acampar al rio donde había encontrado a Naruto. Sabía que, a pesar de todo, el maltrato a su hijo no cesaba. Incluso un año atrás los habían atacado cuando Hana se había quedado en su casa con él. Por eso decidió no volver a arriesgarse. Y más cuando se sentía tan débil como estaba.

Llevaba otro embarazo, pero este era diferente. Ese embarazo la consumía con rapidez. Aún faltaba meses para que naciera, pero temía no resistir. El alto riesgo que presentaba, hacía que pudiese perder la vida, pero Hana no mataría a su bebé por nada del mundo. Su pequeña Hanabi debía vivir así diera su vida.

Por eso para evitar que lo volvieran a lastimar, a pesar de su condición, había decidido llevárselo a donde no lo encontraran. Por suerte Kakashi e Itachi hacían guardia a los alrededores, cuidado que nadie se acercara.

La pequeña Hinata se había unido a ellos también. Hana no deseaba llevarla en caso de que las cosas se pusieran feas, pero la niña no paraba de llorar cuando se separaba de su mamá o Naruto. Por eso era importante que se miraran todos los días.

Hana estaba con Hina frente a la fogata, mientras Naruto asaba unos pescados que había obtenido del rio. Hana miro al rubio y noto que en las llamar su semblante era triste a pesar de que estaba con su hija, que era cuando el más se alegraba.

― ¿Qué pasa Naru?

Naruto parecía haber salido de una ensoñación cuando Hana le había hablado por lo que no supo que pasaba.

― ¿estás bien?

Le volvió a preguntar Hana más preocupada.

―Yo...perdón tía. Por qué tengan que hacer todo esto por mi culpa.

―No es tu culpa. Es de esos salvajes. Además...a Hinata le encanta pasar la noche con nosotros ¿No crees?

Naruto sonrió por primera vez en el día tomando a Hinata en sus brazos mientras la pequeña gritaba emocionada.

―aun así. Perdón. A pesar de su condición, me cuida, debería ser al revés.

Naruto bajo su voz una vez más.

― No estoy tan débil me queda mucha fuerza Naru. No te preocupes.

―no me mienta tía. La conozco. Cada vez que me abraza pareciera que se despidiera de mí.

Hana miro triste a Naruto. Era verdad. Cada día temía no despertar. Había dejado dinero para que si algo le pasaba Naruto no estuviera desprotegido. Pero no quitaba la impotencia de que Naruto pudiese perder a alguien más. Le parecía injusto. Y más cuando apenas llevaban poco tiempo juntos.

―Pero...pero hare lo posible porque eso no pase Naru.

― ¿Y si nos deja solos?

Dijo Naruto temeroso. Aunque sabía que su otro miedo era que una vez que ella no estuviera, le prohibieran estar cerca de Hinata. Y Hana lo entendía. Desde que nació no se separaban por más de unas cuantas horas. Lo primero que vio Hinata fue a Naruto y su primera palabra fue el nombre de él. Hana suspiro sabiendo que mejor momento que darle a Naruto lo que el rubio tanto deseaba, pero no se atrevía a pedir, era ese.

―Hinata crece rápido ¿verdad? En dos meses será su cumpleaños también.

―sí, crece muy rápido. –dijo nostálgico acariciando el cabello de la bebé.

―sí, me parece que fue ayer cuando apenas nació. Temo que de un día para el otro sea toda una mujer. Tan hermosa como se ve, tan amable como es. Con sus hijos...con su esposo.

Lo último hizo tensar a Naruto y ponerle una mueca en su rostro. Hana sabía que Naruto era peor que un padre celoso. Y más con el primo de Hinata.

―Pero...tienes razón Naruto. Posiblemente no sobreviva. Pero no pienses que los quiero dejar solos cariño. Pero... no puedo dejar morir a mi bebé.

Dijo entre lágrimas Hana.

―Tía...

―Me duele tener que perderme todo de ustedes. Pero Naruto...debo pedirte algo.

Naruto tomo la mano de Hana en clara señal de que él estaba dispuesto a todo.

― Yo no estaré con Hinata. Por eso Naruto...yo te la doy.

Los ojos azules se abrieron en asombro por las palabras.

―pero su papá tía....él no lo va a permitir.

―Lo sé. Pero eso no quitara el derecho que te doy Naruto. Hinata es tuya. Te la regalo para que la cuides, para que veles por su felicidad. Para que tú la hagas feliz. Quiero que la ames tal y como lo haces. Y te la doy solo con una condición.

―La que sea tía.

―Que tus ojos siempre estén en ella.

Naruto miro a Hinata quien se había dormido en sus brazos. Eso no era una condición, eso era algo que el hacía con alegría.

―Lo prometo.

―ella siempre te ha pertenecido Naruto. Solo hoy lo hago oficial y te doy mi bendición. Porque, aunque te aparten de ella debes luchar por recuperarla.

Naruto asintió con lágrimas en sus ojos y abrazando a la figura que solo podía ver como una mamá. Y con el dolor de que la perdería tarde o temprano.

Pero con el consuelo que, a pesar de eso, el ya no estaría solo. Que ahora él, ya tenía a quien amar y proteger y eso haría no importa cuánto le costara.

Mi Dulce Niña (NaruHina)Where stories live. Discover now