CAPÍTULO 70

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­— Espera...solo espera ahí.

Pidió la suave voz de Hinata, al instante en que sintió que Naruto había aparecido en su habitación.

— ¿Qué paso? ¿Por qué solo te fuiste?

Pregunto el aun angustiado, porque el hecho de no poder haberla visto por tan largo tiempo, solo le hacia sentirse cada segundo más inquieto.

— Tenía algo que hacer. ­—Le respondió aun con calma. — estoy bien, perdón por preocuparte, pero me alegra que vinieras tras de mí. ­—confeso en un susurro. — pensé que tal vez hoy no vendrías tampoco.

— ¡Te he estado buscando desde el segundo en que no te mire en tu casa! —Grito Naruto al escucharla tan tranquila, muy contrario a como él se sentía. — ¡Te despiertas, desayunas, vas al hospital y luego a entrenar! ¡y después vas a visitar a Itachi u Oba-chan! —Enumero sus tareas diarias. Ella era precisa al cumplirlas. Sin falta. — ¡Pero solo tu desapareciste!

Su agitada respiración fue lo que se escuchó después de ese arranque de colera. No verla y tampoco escucharla, no ayudaba mucho a Naruto a controlarse tampoco. Porque incluso, estaba a punto encender la luz, solo para asegurarse de que ella estaba realmente bien, pero sabía que luego no resistiría en tenerla.

Llevaba ya varias semanas sin tomarla, y no porque no quisiera. Si no que después de los enfrentamientos que había tenido, apenas tenía fuerza suficiente para transportarse con ella para verla.

— Oh...

Fue todo el susurro que escucho de parte de Hinata, antes de que la calma que ella parecía tener, lo hiciera desesperarse y ya no pudiera resistirlo, el simplemente encendió la luz, sin importar las consecuencias que esto podría provocar. Pero una vez que lo hizo, el solo se quedó anclado en su lugar.

Y no solo por el hecho de que volvía a verla tan claramente, haciendo que fuera consciente de cada detalle que ella tenía. Porque a diferencia del día que la miro en el pasillo de la torre del Hokagues, el no pudo contemplar sus ojos perlas, porque estos se encontraban vendados.

La imagen de ella vendada, hincada en medio de la cama y con sus manos perfectamente reposadas en sus desnudos muslos, sin duda, era lo último que esperaba ver. Lo cual, era razón de peso para dejarlo en shock y con su cuerpo vibrando por la imagen que ella proyectaba.

Porque su sudadera, la cual se encontraba abierta, solo revelaba su escasa vestimenta debajo. Un sencillo brasier y una pequeña panti, fueron suficiente para dejarlo con su boca seca y su mente en blanco.

Eso antes de que por fin notara que un regalo pequeño estaba frente a ella, reposando en la cama.

Porque después de verlo, su mente corrió por mil respuestas y aunque muchas fueron negativas, haciéndolo creer que ella solo quería torturarlo. Pero muchas otras fueron a parar a su corazón con un peso de esperanza.

— Hi...Hinata ¿Qué es esto?

Hinata seguía en la misma posición sin haberse movido desde que él había llegado, incluso, parecía contener su respiración. Porque por primera vez, él era el único que podría verla sin restricciones, exceptuando sus ojos que se encontraban vendados.

Sabia su condición, y no planeaba romperla aun esa noche.

Estiro su mano, palpando la superficie de la cama, hasta que la poso en el pequeño regalo y solo lo acerco un poco a él, antes de que volviera a la misma posición.

— Es tu regalo.

Anuncio con simples, solo provocando que Naruto permaneciera inmóvil aun en su lugar, creyendo que despertaría de aquel sueño que parecía tener a Hinata delante de el de esa forma.

Mi Dulce Niña (NaruHina)Where stories live. Discover now