CAPÍTULO 67

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- Hinata-sama 

Abrió sus ojos para toparse con los de Samui. Se sorprendió de verla por primera vez con el ceño fruncido, siendo que ella siempre era amable.

- Samui...

Dijo incorporándose con cuidado. Se había quedado dormida y había podido hablar con Kōri por fin. Miro los rollos abiertos y dispersos a su alrededor y se sorprendió ver que había leído varios de ellos, y aunque no rebelaba mucho de como sobrevivían a Indra, si le dejo sin duda, otra incógnita por resolver.

- ¿Qué hace aquí? ¿Por qué vino a esta sala?

Pregunto recelosa Samui sin dejar de mirarla con enojo, confundiéndola aún más por su actitud algo agresiva.

- Samui ¿Qué pasa?

- Hinata-sama ¿Qué fue lo que leyó? No debió venir aquí.

- Yo leí... ¿Qué tiene de malo? Esto...todo lo que está aquí, es mío Samui ¿A caso no debo saber que contiene?

- Hinata-sama, aún no está lista, por favor, no vuelva a venir aquí, no sin mí por favor.

- Yo...no lo entiendo.

Samui calmo su furia y solo se sentó sin poder mirarla. Sus orejas estaban hacia abajo y su actitud era de tristeza.

- Solo...debe volver Hinata-sama.

Fue todo lo que dijo antes de sorprenderse, porque ya no se encontraba con Samui, si no en el campo de entrenamiento. Era algo tarde, ya que el sol comenzaba a ocultarse, dejándole ver que varias horas habían pasado desde que se había ido. Se levanto con cuidado, pero solo para ir a su casa.

No quería que nadie notara su ausencia, además de que, si la noche llegaba y ella no se encontraba, Naruto se preocuparía.

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Se encontraba a oscuras en su habitación, miro las pequeñas letras que iluminaban en su reloj, a lado de su cama y vio que casi era media noche. No había podido conciliar el sueño desde entonces y solo daba vueltas en la cama.

La información seguía dando vueltas en su cabeza una y otra vez. Si Indra solo, era un problema, una persona más, y, en suma, de que no sabía quién era o como era, o siquiera si existía, no hacía mucho bien en su ya desordenada vida.

Suspiro, hasta que escucho la respiración de alguien más. Sabía que era Naruto desde el momento en que estuvo en la habitación. Su olor era aún más fuerte, que en cuanto lo sentió olvidó todo lo demás.

Su rutina era la misma desde hace varios meses. Él llegaba a ella, ya fuese a tomarla o simplemente a abrazarla y dormir con ella. Aquellas noches en que él era tierno, la hacían sentirse con más anhelo a permitirle entrar en su vida una vez más.

Si bien era cierto, que Naruto se había comportado como un hombre apasionado y cariñoso con ella, aún tenía duda de su relación. Era consciente de los secretos que aún había por parte de ambos. Por lo que, sin revelarlos, lo que sea que aún había entre ellos, podía deshacerse en cualquier momento.

- Hola

Susurro en su cuello antes de besarlo y recargarse en él. La abrazo hasta envolverla completamente en su cuerpo y hacer que cada parte encajara perfectamente en él. Eran dos piezas completas, que se volvían un todo cuando estaban juntos.

- Hola

Dijo ella, dejando que el oliera su cabello y apretara aún más su cuerpo al de él. Sentía su piel fría y sus mechones húmedos. Olía a jabón aún. Pero, aun así, su esencia era tan fuerte, que ella solo se giró para sentirlo aún más cerca.

Mi Dulce Niña (NaruHina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora