CAPÍTULO 53

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― Piensa, piensa, piensa.

Se dijo así misma, sin dejar de golpear la piedra. Llevaba desde la madrugada entrenando, una vez que había escuchado lo que Tsunade e Itachi hablaban, no pudo conciliar el sueño.

Solo los estaba preocupando, y se estaba hartando de ello.

En momentos como esos, deseaba crecer y hacerse una mujer lo antes posible, para que dejara de preocupar a otros. Pero no era el caso, por ello debía pensar en algo.

Respiró rápidamente al cansarse y tomar sus rodillas, para recuperar algo de aire. Había intentado comunicarse con ella, pero nada daba resultado, medito como lo hacía Naruto con Kurama, pero ni eso resulto.

― Samui.

Recordó sin perder tiempo e invocándola. De una pequeña nube de humo salió su pequeña compañera.

― Hinata-sama

Le hizo una reverencia antes de sentarse y observarla curiosa, cuando notó que estaba sucia y al parecer cansada, pero al ver que no era otra cosa, que su entrenamiento, se sintió un poco tranquila.

― Samui ¿Cómo estás?

― bien Hinata-sama, pero ¿Cómo está usted?

La pelinegra se incoó frente a Samui, para poder platicar tranquila. La luz de la mañana a un no salía, por lo que podía tener un poco más de tranquilidad.

― bueno, no puedo quejarme. Aunque...en realidad te invoque para ver si podías darme algunas respuestas.

― Yo...yo haré lo posible por contestarlas.

Hinata sintió extraño que Samui se pusiera algo nerviosa por eso.

― ¿Quién es Kōri?

La zorra le miro seria antes de bajar la mirada y devolverla con un poco más de decisión.

― No puedo decirle Hinata-sama, no es tiempo aún.

― Necesito saberlo Samui.

― No, es mejor que desista de esto

― Samui, necesito saber quién es ella, y si esta conexión con ustedes no será peligrosa para mí.

― Jamás le haríamos daño Hinata-sama.

― conscientemente no, eso lo sé. Pero estoy a ciegas con ustedes. Kōri me dijo algo de lo cual, sigo confundida, ocupo hablar con ella, que me diga que pasa, por favor, ayúdame.

― Hinata-sama es quien debe decirle la verdad, no nosotros.

― ¿Hinata-sama?

Vino a su mente el destello de una mujer muy parecida a ella, pero en versión adulta. Mismos ojos, mismo semblante. Pero había algo en ella que no era parecido. El rostro de esa mujer reflejaba calma, pero tristeza también. Mucha tristeza.

― ¿Cómo puedo hablar con ella?

― Aun no es tiempo, debe crecer más, debe desapegarse del mundo y de sus lazos para alcanzar un estado espiritual totalmente puro como el de ella.

― No...anteriormente había hablado con ella ¿Cómo es que eso fue posible?

― Eso fue diferente, estaba a punto de morir, por lo que ella actuó. Sincronizó con su alma, pero aun no son una, aún falta.

Hinata apretó sus manos con desesperación. No podía seguir caminando a ciegas, tenia que saber si tener a Kōri y a aquella entidad era seguro o no. No podría seguir preocupando a los demás.

Mi Dulce Niña (NaruHina)Where stories live. Discover now