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—No llegará temprano al penthouse.— Iván asiente reiteradas veces, mientras que habla con Loan por teléfono.

—Sebastian ya vino y la reviso, está todo bien, pero le recetó unas pastillas.— Explica mirando de reojo a la rubia que termina de hablar con el médico.

—Que alguien vaya a comprar ahora mismo lo que recetó.— Demanda.

El castaño lo mira muy de cerca mientras que degusta de su copa de whisky luego de haber terminado su juego privado de póker.

—Ya fue Kevin señor.— Responde profesionalmente.

—Llamame cualquier cosa.— Demanda con autoridad antes de cortar la llamada.

—¿Problemas?— Elián cuestiona cuando su amigo corta la llamada.

Iván niega con la cabeza dejando su teléfono en sus bolsillos.

—Tu esposa ya está en tu casa.— Se sienta frente a su amigo en medio de dos castañas.

Elian sonríe.

—¿Hay algo más verdad?— Chasquea la lengua divertido.

Iván le da un sorbo a su vaso antes de responder.

—Ella vómito todo lo que ingirió en la fiesta cuando llegaron, Sebastián le recetó unas pastillas y Loan envío a uno de los chicos a conseguirlas.— Explica.

Elian tuerce sus cejas.

—Pero... Él...— Carraspea al no poder terminar la frase.

—Las pastillas no lo afectaran.— Le asegura.

Elian suspira y cierra los ojos...

—¿Y tenemos novedades de la clínica?— Suspira aterrado.

Iván sonríe nuevamente.

—Es positivo.— Le guiña un ojo.

Elian abre sus labios y los vuelve a cerrar...

—Carajos.— Jadea mirando a su mano derecha.

—Sera Fitzcher, no olvides eso nunca.— Suelta analizando la mirada de su mejor amigo.

—Lo se.— Murmura...

La morocha que tiene a su lado no deja de hacerle caricias y él comienza a despejar su mente gracias a eso.

—Gracias por ocuparte de todo esto.— Frunce sus labios parándose al mismo tiempo que lo hace su acompañante.

—A la orden hermano.— Le guiña un ojo cuando lo ve retirarse.

—¿Vamos a divertirnos también?— Pregunta una de ellas en su oído.

Iván sonríe, solo quedan ellos tres en la oficina.

—Quiero que me la chupes.— Demanda serio.

Ninguna sería como Samantha, y no podía quitarsela de la cabeza, no podía sentir ese hueco en el estómago cada vez que se acostaba con alguna mujer.

Ella podría haber sido de él, la hubiera tratado como se merecía, pero no lo logró, no la pudo salvar y eso le quema por dentro.

Suspira molesto consigo mismo mientras que la castaña se arrodilla entre sus piernas para cumplir con sus deseos.

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—¿Olivia?— Loan la llama cuando no la encuentra en su habitación.

—Aca.— Susurra dejando su agenda a un costado en el sillón.

OLIVIAWhere stories live. Discover now