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Iván baja de su vehículo, sientiendo el clima más frío de lo normal, pero gracias a su campera de nieve, le resta importancia, refregando sus manos y avanzando.

Habia quedado en ver a un viejo amigo, compañero del ejército, alguien con quién usualmente sólo frecuentaban para hacer negocios, y justamente Iván le salía de mediador para con Elían.

Sonríe cuando ve frente al lugar de encuentro, la cual era una vieja estación de servicio abandonada, una tienda donas, de la misma marca qué le gustaban a su hermana pequeña, y justamente por el recuerdo que le había traído de ella, pensaba poder enviarles unas a su internado en Suiza.

Dónde él y sus padres la intentaban mantener a salvo, y alejada de todos los negocios poco legales siempre.

—¡Jacob!— Sisea toerciendo su entrecejo.

El auto del susodicho se encontraba perfectamente estacionado como solía recordar que lo hacía, pero el problema era que justamente Jacob, no estaba allí.

Y lo qué le llamaba poderosamente la atención era qué su cigarrillo a medo consumir se encontraba en el suelo, y sin ser apagado, algo completamente extraño, ya que Jacob era un fumador nato.

Y peor aún, luego de la guerra, no habiendo tenido la suerte de Iván, y habíendo tenido que volver con su peloton, más de cinco veces, a la misma, estando en los peores eventos y llevándose los peores recuerdos.

—Maldito loco.— Susurra.

Sacando su teléfono para llamarlo de inmediato, le estaba haciendo perder el tiempo, e Iván tenía que ocuparse de otras cosas a pesar de ser fin de semana, y teniendo en cuenta que se estaba tratando de Jacob, no lo consolaria con tan solo unas pocas cervezas, sino que el tiempo de conversación de ambos sería más qué extenso.

El tono de marcado se hace presente en su oído pero otro tono llama su atención, un teléfono zumbando y sonando, Iván comienza a caminar hacia el sonido, mientras qué no deja de marcar hacia Jacob, pero baja el teléfono cuándo se da cuenta que su viejo amigo no va a responder.

Qué su cadáver está en el suelo, con grandes marcas de violencia.

—Carajos.— Susurra manteniendo la calma.

Y sabiendo perfectamente qué detrás de eso está Malcolm, podía reconocer la bolsa en la cabeza que tanto disfrutaba de usar para asfixiar a sus víctimas, y luego los agujeros que dejaban sus balas norteamericanas, porque estaba más que claro qué no tenía ni un solo acceso a las armas Chevron.

Siquiera puede pensar en salir de allí sin querer avanzar hacia el cadáver de su viejo amigo conocido, lamentablemente esa acción es completamente invalidada para Iván que sé ve obligado a quedarse en su lugar.

—Telefono y arma al suelo, Iván, y no quieras hacerte el héroe porque no vas a salir bien esta vez.— La voz de Malcolm, no se demora en llamar su atención.

—¿Por que no me sorprende verte acá, Malcolm?— Sisea divertido.

No podía creer que estuviera teniendo tanta mala suerte como para encontrarse ahora mismo al hermano pequeño de su mejor amigo, no obstante, también eran las reglas del juego, ya qué Iván no acostumbrada a moverse con custodia de ninguna manera, prefería mantener su libertad ante todas las cosas, a pesar de que fomentaba completamente de lo contrario tanto como para su mejor amigo, cómo  así también para sus clientes.

Malcolm rueda los ojos. —¡El maldito teléfono al suelo, Iván, no me hagas repetir las cosas!— Demanda señalando el mismo con muy poca paciencia.

OLIVIAWhere stories live. Discover now