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Elian golpea con fuerza su mano en su escritorio de fina madera.

La sostiene alli no pudiendo deducidar que es lo que está pasando justamente por su mente.

Haberla dejado irse y no seguirla hacia su habitación para ver cómo reaccionaba la rubia, era lo que más le estaba llamando la atención.

Usualmente él iría detrás de ella, estaría encantado de seguir discutiendo con tal de tenerla enfrente algunos minutos más, sin embargo no había sido capaz, porque había sido tan boca floja de soltar que le interesaba, y justamente le había dado el pie a Olivia de que le importaba y eso era rebajarse hasta lo más mínimo, expresando prácticamente todos sus sentimos y como se sentía al respecto.

Realmente se está maldiciendo ahora mismo porque se siente un completo enfermo, no puede con sus ansias de hacerla suya y de gritarle a los cuatro vientos porque no se da cuenta de la verdad y de lo que está frente a sus ojos.

Su reloj le indica que sus pulsaciones se están yendo por las nubes, por eso mismo hace una mueca con sus labios maldiciendo lo mismo.

Odiaba cuando aquello se iba fuera de su control, porque lo ponía más ansioso y nervioso de lo normal.

—¡Carajos!— Exclama negando con la cabeza una y otra vez.

Mira su reloj pulsera y suspira inflando su pecho al saber que falta muy poco para el amanecer.

La propiedad se encuentra en absoluto silencio y se atreve a pensar en cómo debe de estar viéndose ella ahora mismo durmiendo.

Por eso mismo... Chasquea la lengua negando con la cabeza, descartando claramente la idea de su mente... No era algo viable, no ahora por el momento.

Sin embargo, no podía estar ni un segundo más encerrado en aquellas paredes, es por eso que toma su Montgomery y cierra los ojos saliendo de su oficina en un claro gesto de fastidio, necesitaba aire libre de inmediato y manejar.

Dos de sus guardias lo esperan en la puerta principal, y cuando pasa hacia la misma morek le hace un asentimiento con la cabeza mientras que bebé de su café para poder mantenerse activo en sus funciones hasta lo que dure su turno de cuidar a la rubia.

—Saldre, quiero que te quedes atento a Olivia.— Demanda arqueando sus cejas.

No era momento de informarle a Franco de la situacion ya que tampoco era su chaperón, y él podía salir de su propiedad cuando quisiera.

Necesitaba que alguien supiera que no estaba en la propiedad simplemente para poder ocuparse de la rubia.

Su mente sin embargo se encuentra en cualquier parte menos en la casa, no después de todo lo que ocurrió con la cena de los Chevron y por sobre todas las cosas de como él quedó en evidencia al haber hecho algo dentro de todo bastante patético por mostrar interés en su mujer.

Y peor aún por mostrarse tan débil delante de ella, quién era lastimosamente la única persona que le importaba en absoluto mantener a su lado ahora mismo.

E incluso no podía dejar de pensar en el hecho de que le había dado la espalda a su propia sangre por una persona que esperaba tener encarcelada en todo su entorno para poder tomar venganza...

Venganza que se había convertido en algo más profundo que eso... Y prácticamente toda su vida, y por sobre todas las cosas, todas las ideas que tenía en su mente se habían desmoronada, de inmediato, al tener por primera vez en sus brazos a Olivia.

Había sido algo verdaderamente digno de recordar y de guardar en su retina y por sobre todas las cosas en su mente, desde ese preciso momento es que no había podido arrancarla de su cabeza y por sobre todas las cosas lo peor sobre la situación es que ella comenzaba a meterse cada vez más en su piel a medida que avanzan los días y las situaciones.

OLIVIAWhere stories live. Discover now