OLIVIA

155

—¿Dónde mierda está?— Peter maldice.

Los tres miran hacia donde Malcolm estaba. Al momento exacto de comenzar a quitarles las armas a los que pudieron aniquilar.

Peter es, al momento, el único que no tiene heridas de gran calibre. Pero Elian recibió otra bala en su mismo brazo. Esta vez no es sólo un rose y duele bastante.

No tiene tiempo de hacer un torniquete, sigue.

Tiene que llegar a Olivia.

Y los tres coinciden en que no hay muchos más hombres. Tan solo es cuestión mi minutos para que todo aquello acabe.

Si tan solo se mantienen con ese ritmo van a poder llegar cuánto antes a la propiedad de seguridad, solo falta una cosa y es acabar con la vida de Malcolm de inmediato.

—¡¿Estás bien?!— Iván lo mira preocupado.

Elian asiente, restandole importancia y cuánto Peter se da cuenta de lo qué se refiere y de qué él es el blanco, comienza a sacarse el chaleco para dárselo.

—¡Ni lo sueñes!— Sisea y alza una mano en su dirección.

Peter arruga su entrecejo. —¡Sos el blanco, tenemos qué sacarte de acá!— Afirma achinando sus ojos.

—¡Tengo qué llevarte de una pieza con tu hermana, no quiero que me corté las pelotas por toda esta mierda y qué encima estés herido, yo estoy bien!— Elian sonríe.

Iván tuerce sus labios al escuchar la pequeña discusión que están teniendo a medida qué avanzan y se gira lentamente.

Un hombre tira una granada hacia ellos, Iván lo logra matar de un tiro limpio pero la granada ya está en viaje hacia su dirección.

Es por eso qué se gira, alertando a los dos restantes y tirándose sobre Elian para protegerlo.

El sonido los deja aturdidos. Iván siente su brazo arder y no es para menos, la explosión fue muy cerca de ellos.

Peter se remueve llevando una mano a su pecho, el chaleco lo había salvado.

No puede ponerse a pensar mucho en aquello cuándo cinco hombres más, salen de los arbustos dispuestos a darles batalla, una vez más.

—¡Elian!— Su mejor amigo lo llama.

Y lo da media vuelta, saliendo de encima de él para chequear qué se encuentra conciente.

Elian tiene la vista fija en una sola persona, Malcolm, quien disfruta de todo el espectáculo con una sonrisa burlona en sus ojos. Y es por eso qué observa a su mejor amigo por tan sólo unos instantes.

—¡Cubrime y ayuda a Peter!— Sisea.

Iván recarga su arma ante los disparos. —¿Que harás!— Lo ayuda a levantarse.

Sintiendo todos el pitido de la granada en sus cabezas, aturdidos y con leves mareos, no obstante, tienen que ponerse de pie y seguir.

—¡Mátare a ese imbécil!— Escupe sangre y se toca el costado de su cabeza.

La mano se impregna de sangre. Él hace una mueca de dolor y avanza corriendo hacía Malcolm, no necesita armas.

Lo tumba inmediatamente al suelo.

Ruedan por la fuerza de la gravedad y comienzan los golpes.

Escucha de forma muy lejana que Peter e Iván se están ocupando de los que quedan, y confía ciegamente en que podrán con ellos, por eso mismo se dedica a golpear a su hermano de forma abrumadora, de la misma forma en la qué Malcolm de esta defendiendo.