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¿Por qué todos están tan nerviosos?— Olivia arquea sus cejas.

Emmett y Peter habían querido acompañar a Olivia hacia el piso de búnker qué Elian tenía en aquella casa.

Y por más qué Iván no estuviera diciendo nada en estos momentos, verdaderamente era algo qué agradecía sin dudas.

No estaba preparado para tener que plantarse frente a la mujer de su mejor amigo fallecido y tener que explicarle y mostrarle todo lo que su esposo había preparado para este momento.

Era la crónica de una muerte anunciada y había luchado con ese sentimiento de rabia e impotencia desde el primer instante en el que se enteró de qué Elian tenía aquellos documentos preparados por si ocurría lo peor.

Y probablemente, lo que más se había arraigado en su pecho, junto con la rabia, era el enojo que tenía con Elian de creerlo débil. De pensar que su mejor amigo estaba abriendo sus brazos hacia la posibilidad de que tenía que morir para frenar a su hermano menor, y que no había otra alternativa al respecto.

Iván no había podido con ese sentimiento de pérdida y con la angustia Que le generaba saber que su amigo se estaba dando por vencido, más que nada reconociendo que Elián era un gran luchador a todo momento y que nunca se daba por perdido.

—Es mi culpa, firmé los papeles que vas a ver ahora obligado por Elián, obligado por el vínculo que nos relacionaba a los dos y estoy más que seguro de que cuándo veas eso no vas a querer volver a hablarme.— Sonríe con un poco de melancolía.

Olivia achina sus ojos, poco estaba entendiendo al respecto de lo que estaba hablando, y por otro lado no podía llegar a imaginarse la sola idea de no hablarle a Iván nunca más.

Había pasado poco tiempo del funeral de Elián y de la pequeña convivencia que estaban teniendo los tres, junto con Emmett, y en su cabeza creía que no podía vivir sin la compañía de Iván, e incluso, estaba más que segura de que sería completamente tortuoso no tener los cuidados tan a detalle que Iván mantenía sobre Olivia continuamente a través del día a día.

—¿Que estás diciendo?— Se carajea.

Peter muerde su labio inferior cuándo la mirada de su hermana pequeña se clava en sus ojos, buscando una respuesta.

—¡Sólo, olvídalo! ¡Lo vas a ver por tus propios medios!— Sonríe maldicioso.

Sabiendo qué es su fin, qué si había una sola posibilidad de estar cerca del hijo de Elián, la iba a perder ahora mismo.

Los cuatro ingresan al ascensor, Olivia observa todo el camino manteniendo sus brazos cruzados sobre su regazo, y siendo escoltada por Emmett, quién no dice ni una sola palabra, pero tampoco se despega de su hermana mayor.

Y si bien, habían estado discutiendo hace minutos para con Iván, sabía que este momento era más que importante. Y no le parecía apropiado meter uno de sus bocadillos sarcásticos, cuándo no tenía ni la menor idea de cómo es que Olivia podía llegar a reaccionar ante el echo de encontrarse con todo aquello.

Ella suspira. —¿Ellos lo saben, cierto?— Sonríe frustrada.

Iván observa a Peter, y luego a Emmett. Y se sorprende cuándo Emmett es el qué asiente con la cabeza.

—Elian me lo mostró cuándo matamos a culebra.— Murmura.

Olivia asiente entre abriendo sus labios. —¿Y les pidió qué no dijeran nada?— Curiosea más sobre el tema.

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora