139

19 4 0
                                    

Olivia sonríe tomando a Elían de la mano al finalizar el encuentro del almuerzo, entre risas, chistes de Iván y Emmett y miradas de confianza entre los cinco.

—Elian...— Murmura rodeando los ojos.

Su esposo traga saliva, había sido más fácil ocultar toda esa emoción y frustración durante el almuerzo, y probablemente eso se lo debía pura y exclusivamente a su mejor amigo y a sus chistes.

No es que no supiera que esta conversación para con Olivia estaba más que pronta, el problema es que no estaba preparado para explotar ahora mismo en un lugar público y delante de todos.

No cuándo había estado pensando durante toda la velada en la seguridad de su mujer y de todos sus acompañantes, los cuáles se habían vuelto más que imprescindibles durante esta semana.

—Lo que sea puede esperar, subí al auto Olivia.— Sisea.

Ella suelta una pequeña carcajada, se da media vuelta y sonríe mordiendo su labio inferior, quedando frente a él.

—Deberias de dejar de estar enojado, cuándo te pones así te arrugas demasiado.— Bromea con una sonrisa.

Él pasa una mano por su cabello, para luego mirar a su alrededor, a su séquito de custodios, mientras que todos comienzan a dispersarse por los autos y camionetas.

Elian le abre la puerta del copiloto. —No estoy enojado, estoy precavido.— Marca la diferencia.

La rubia no hace más que colocar sus ojos en blanco y volver a morder su labio inferior levemente Mientras que él, avanza de manera elegante hacia el asiento del piloto dándole una última seña con la cabeza a sus custodios.

—¿Sabes qué el echo de estar casados, desde hace más de un año, significa que te conozco lo suficiente cómo para saber qué estás enojado verdaderamente cuándo decís que no, cierto?— Parpadea.

Moviendo su cabeza a un costado.

Elian cierra los ojos colocando sus manos en el volante. —No estoy enojado con vos.— Demanda.

Olivia arquea sus cejas. —¿Entonces?— Frunce sus labios.

Se gira mirándola fijame, parece cansado y no es para menos con todo lo que tuvo que andar lidiando durante esta última semana.

—¡Estoy enojado con la idea de qué haces que todo parezca que es normal, cuándo no somos normales, estamos en medio de una maldita guerra y lo único lo que pensaste es en salir a almorzar!— Brama cerrando los ojos.

Olivia sonríe completamente irónica al escuchar sus palabras, porque sabe perfectamente que está furioso y enojado y no lo está diciendo de verdad, además de que Elián es una persona que sabe perfectamente jugar con las palabras para que suenen de la manera que él quiere que suenen.

—¡Lo qué te molesta es toda la seguridad que hay a nuestro alrededor, y que crees que la misma no es suficiente para protegerme, pero necesitamos vivir de forma normal, por más que seamos conscientes de que no lo somos en ciertos aspectos!— Frunce sus labios.

Toma sus manos y lo obliga a que la mire a los ojos, aún estando dentro del vehículo y no habiendo podido avanzar.

Elian, sube y baja su nuez de Adán, la mira y analiza cada una de sus facciones, es perfecta, y lo supo desde el primer día que la tuvo frente a él desafiandolo en aquella confitería, y ahora mismo que esa persona le estuviera cantando sus verdades en la cara era prácticamente lo mejor que le podría haber estado pasando alguna vez, Olivia estaba demostrando que ella lo conocía a la perfección, y que también, estaba al tanto de cada uno de sus movimientos, muecas y facciones, que reconocía a la perfección lo que lo ponía de de mal humor y de buen humor a la vez.

OLIVIAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant