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Había sido absolutamente todo un logro para el castaño poder vestirse de manera casual, incluso, escuchando, a todo momento, las carcajadas de su mejor amigo, mientras que él elegía entre dos diferentes sudaderas que para Iván eran completamente iguales.

Había tomado uno de sus autos deportivos, lamentándose en estos momentos por no tener algún vehículo un poco más discreto, y recordando la frase graciosa que Franco había dicho antes de salir.

—"¡El Lamborghini negro, seguro será mucho más discreto que una camioneta Jeep señor!—"

El problema en realidad era que él no quería manejarse con las camionetas, debido a que eso, creía que era llamar mucho más la atención, siendo que ella era más que suficiente el hecho de que hubiera tres de esas camionetas siguiendo su rastro por todo su recorrido, en cambio, y él utilizaba uno de sus autos deportivos podía disimular y fingir que no estaba junto con ese grupo de camionetas.

Ahora, mismo, cuándo se lo ponía a pensar dentro del auto y manejando hacia el lugar en donde Olivia se encontraba desayunando con sus hermanos, todavía, se daba cuenta de que sonaba bastante estúpido, no obstante, ya había elegido dicho auto y se encontraba en camino a encontrarse con su esposa.

Se sentía nervioso y estúpido, teniendo en consideración el consejo que le había dado Iván de poder parecer lo más normal posible y que en caso de que se sintiera incómodo lo llamara por teléfono para poder pedirle algún tipo de indicación.

Era absurdo, tan solo siquiera de pensarlo, Elián había estado con un sinfín de mujeres y no había tenido nunca inconvenientes en llevarlas a la cama y menos que menos en salir a alguna que otra cena con cada una de ellas, el problema en particular ahora mismo, era nada más y nada menos, qué se trataba de su mujer, y no obstante eso que se trataba de la persona por la cual había perdido la cabeza y le había entregado el corazón, siendo una persona muchísimo más importante que cualquiera de las conquistas anteriores con las que hubiera salido y con las que se hubiera acostado, Olivia era importante, él necesitaba tener su aprobación todo el tiempo, y no se había dado cuenta de eso hasta que de verdad pudo reconocer que estaba enamorado de ella.

Olivia era mucho más que su esposa, era la persona que le había hecho ver la vida desde otra perspectiva, era la persona por la que él se estaba jugando absolutamente todo para con su familia, y también en el mundo de los negocios, y no importaba en realidad toda esa preocupación siempre y cuando supiera que estaba aferrado a la mano de la rubia.

Porque, por una vez, en un montón de años, estaba empezando a darse el lujo de pensar en nada más y nada menos que en él, en disfrutar la vida, en apreciar los pequeños y grandes momentos de la misma y en no soltar a la persona que lo hacía sentirse una mejor persona, puede que los cambios fueran muy chicos y para nada significativos, pero no haber matado a su custodio el día que Olivia se escapó de la casa, había sido realmente toda una situación enorme para el mismo.

Siendo, motivo principal, nada más y nada menos que lo único que le importaba era su mujer y lo que ella pudiera llegar a pensar de él, al igual, de qué detestaba la idea de que Olivia se mostrará enojada para con su persona.

—Ser normal.— Murmura abriendo los ojos y fingiendo demencia.

De tan abrumado que estaba en sus pensamientos en reconoce que acaba de llegar a la locación exacta en la que el GPS indica qué es su mujer está allí.

Habiendo tomado ventaja para poder escribirle y enviarle un mensaje a Peter Chevron, anunciando su llegada.

Otra cosa que abruptamente había cambiado en el castaño, dándose cuenta que durante varios años había estado negado y cegado ante el odio que le había generado ser el responsable de la muerte de su hermana pequeña, culpando nada más y nada menos que a su prometido, siendo que en realidad, la culpa era compartida, y en su totalidad en la mayoría era nada más y nada menos que la culpa de Elián.

OLIVIAWhere stories live. Discover now