Capitulo 28. Un deseo.

893 59 4
                                    

MARCOS: ¿Viste lo que hizo Andrea Juancho?

JUAN: todos lo vimos.

CAMILO: Mateo se debe estar queriendo morir.

JUAN: lo sé, lo plantó por el mexicano.

LORENA: ¿Es mexicano?

JUAN: Andre lo conoció en el D.F y se hicieron muy buenos amigos desde el principio.

CAMILO: no, pues si vino desde allá a estar con ella hoy, mas que su amigo debe querer ser.

JUAN: o ya es, Andre se quiere dar una oportunidad con él.

Todos discutían y tildaban de loca a Andrea, pues para ellos Mateo seguía siendo su gran amor.

Mientras tanto, en el jardín de la casa, Andrea y Samuel seguían escribiendo su historia.

SAMUEL: no puedo creerlo mi brujita, dime que esto no es un sueño.

Andrea sonrió y le dijo pues si quieres te pellizco y lo volvió a besar.

SAMUEL: mejor sígueme dando besos, así si a alguien se le ocurre despertarme en este momento me quedaré con el dulce sabor de tu boca para siempre.

Andrea lo tomó de la mano y le dijo ven vamos a bailar. Esta bien mi amor respondió Samuel con su corazón palpitando a mil.

Ellos iban entrando a la casa y Arturo e Irina los esperaban en la puerta de brazos cruzados.

ARTURO: así que ya le dijiste que si al mexicanito este.

IRINA: no pero míralos, si ya vienen muy agarraditos de la mano y todo.

SAMUEL: Irina, Arturo sé quien es Andrea para ustedes, por eso quiero que sepan que mi única intención es hacerla feliz.

ARTURO: bueno pues yo ya te dije lo que te tenía que decir, así que ya sabes a que atenerte conmigo.

IRINA: y yo te digo que no querrás conocer mi versión malvada.

Todos rieron y Arturo les dijo bueno ya volvamos a la fiesta ahí que seguir bailando; bueno nosotros, tú Samuel a seguir haciendo eso que has tratado de hacer toda la noche. Andrea le dió un golpecito en el brazo a Arturo y le dijo bueno ya, no te pases dejame quieto a mi novio.

ARTURO: pues entonces enseña a bailar a tú novio.

En medio de risas ellos volvieron a la fiesta, se veían felices disfrutando cada momento, sin embargo, Mateo insistía en amargarles la noche. Nuevamente trató de sacar a bailar a Andrea y cuando ella se negó trato de increpar a Samuel, Arturo intervino y por fin se dió el gusto de sacar a patadas de su casa a Mateo.

Todo esto ocurrió cuando ya la mayoría de los invitados se habían ido y los papás tanto de Mateo como de Andrea no se encontraban presentes, Juan y Camilo detuvieron a Arturo para que no golpeara mas a Mateo mientras Marcos agarró a Mateo quien intentaba tomar represalias.

CAMILO: ¿Qué les pasa? Nosotros somos amigos.

MARCOS: si, de cuando acá nos peleamos por un desconocido.

ARTURO: Samuel no es ningún desconocido, además no tiene nada que ver en esto, esta se la tengo guardada a este imbécil desde hace mucho. Y me disculpan pero yo no soy amigo de esta basura.

JUAN: ahora eres amigo del mexicano supongo.

ARTURO: pues este mexicano como tú lo llamas a hecho lo que la basura que tienes al lado le quedó grande, cuidar de tu mejor amiga. Aquí parece que al que se le olvidó quién es quién fue a otro.

ANDREA: bueno ya! Se acabó este circo, no voy a permitir que mi vida privada siga siendo objeto de todo esto y para quienes no tienen claro todavía Samuel no es ningún desconocido, Samuel es mi novio. Vámonos Samuel.

Andrea tomó de la mano a Samuel y nuevamente se fue con él ante la mirada de todos. Mateo iba a ir tras ellos, ¿Para dónde vas? Dijo Irina ya basta de todo esto y ustedes muchachos a ver como hacen para que Andrea les perdone esto.

Andrea y Samuel estuvieron un buen rato sentados en el jardín desde dónde pudieron contemplar un hermoso amanecer, estuvieron mucho tiempo en silencio pues ella necesitaba calma y el cobijaría su tempestad.

Acercándose las 6:00 am Andrea le pidió a Samuel que entraran a la casa, él la dejó en la puerta de su habitación y aunque moría por besarla la vió tan frágil que solo la abrazó.

SAMUEL: ¿Dime que deseas brujita para quitar la tristeza de esos ojos?

ANDREA: ¿También sabes magia?

SAMUEL: no, pero a lo mejor con esos besos que me diste, me pasaste un poco de la tuya.

Andrea se aferró con mucha fuerza a él y le dijo deseo que me abraces, que me beses y que te quedes.

A Samuel se le iba la vida con cada pedido de ella, sabía que debía ayudarla a sanar y el hecho de que ella se aferrara a él de tal manera lo hacia caer sin voluntad ante sus pies.

Así que entraron al cuarto y durmieron juntos para Samuel bastaba con sentirla a su lado. No necesitaba mas...

amor sin fronterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora