Capítulo 109. La Fuerza del amor.

411 40 9
                                    

Horas mas tarde en Miami, Andrea recibía una llamada.

XXXX: hola preciosa ¿Cómo va todo? ¿Ya te instalaste?

ANDREA: claro que si, óyeme tu si no cambias, todo organizadito, cada cosa en su sitio.

XXXX: ya lo ves, soy el hombre perfecto y aún así las mujeres no me valoran. Todas, incluyéndote se van con otros y me dejan solo y triste.

ANDREA: que tonto eres.

XXXX: jajaja ¿Ves? Maltratos es lo único que recibo. ¿Encontraste el cuarto de huéspedes? Aunque si te instalaste en mi cuarto por mi no hay ningún problema hermosa.

ANDREA: claro que no, como tu cuarto obvio supe identificarlo inmediatamente.

XXXX: okey preciosa, entonces aduéñate de todo... Incluyéndome.

ANDREA: voy a terminar tomándome en serio eso.

XXXX: es la idea. Por ahora te dejo, tengo una reunión, cuando salga te llamo.

Andrea colgó, se comunicó con sus hermanos para avisarles como estaba, sin dar lugar a ningún otro tema, pues en el fondo sabía que esta vez sus hermanos contrario en apoyar su decisión estaban dispuestos a hacerla regresar. Luego llamó a Sofía para saber de su hijo perruno.

SOFÍA: bueno, Andrea ¿Cómo estás? ¿En dónde estás?

ANDREA: Sofi, hola estoy bien y en Miami gracias por preguntar.

SOFÍA: imagino que llamas a preguntar por tu cuadrúpedo hijo.

ANDREA: si, quiero saber cómo está y pedirte que lo tengas contigo un par de semanas más, mientras yo consigo un apartamento y mando por él.

SOFÍA: claro que si cuñada, yo no tengo problema con seguir cuidando de mi "sobrino" además, en la tarde ya su padre estará también aquí.

Una lágrima se escapó por las mejillas de Andrea, Sofi por favor no me hables de él, sé que es tu hermano, pero él y yo ya no tenemos nada dijo Andrea haciendo de tripas corazón literalmente.

SOFÍA: no me digas eso. Ya verás como tú y yo vamos a seguir siendo cuñadas.

ANDREA: pues de eso si no tengo la menor duda, sé que muy seguramente te terminaras casando con mi hermano y me tienen que llenar de sobrinitos.

SOFIA: claro que me voy a casar con tu hermano, en un futuro y muy seguramente te vamos a dar sobrinos, no sabemos que tantos pero lo que si sé, es que no solo vamos a seguir siendo cuñadas por esa punta sino por la otra también.

ANDREA: Sofi no sigas, tu hermano y yo...

Mi hermano y tú se aman dijo Sofía interrumpiendo y sé que esta situación se va a solucionar, porque yo creo en él y no sólo porque sea mi hermano, sino porque sé y confío totalmente en la fuerza de ese amor que se profesan ustedes dos. Pero bueno no te voy a presionar, vas a ver como la vida solita va a poner todo en su lugar... Te quiero Andre y no te preocupes por Spencer él esta en familia.

Andrea colgó y se quedó toda la tarde con las palabras de Sofía retumbando en su mente y lloró, lloró con todas las fuerzas de su ser no se pudo contener más, se preguntaba mil veces ¿Por qué tú mi amor? ¿Por qué...?

Por otra parte Samuel, Flavio e Irina llegaron al D.F el ánimo de Samuel completamente por el suelo, Sofía trató de contenerlo, pero todo esfuerzo era inútil, era increíble y hasta absurdo lo que estaban sufriendo.

Ven para acá Sam, cámbiame esa carita dijo Sofía dándole un abrazo y un beso en la mejilla. Ya vas a ver que todo esto se va a solucionar. ¿Y cómo? Preguntó Samuel sollozando, si estoy de brazos cruzados siento que la estoy dejando ir sin más.

FLAVIO: haber tranquilízate carnal, Arturo tiene razón. No puedes salir como un loco a buscarla porque entonces ahí si estarías repitiendo la historia.

SOFIA: dale este tiempo hermanito. Ella lo necesita, acabó de hablar con ella, me habló para saber de Spencer y yo aproveché y le dije un par de cositas.

IRINA: yo estoy de acuerdo con Arturo y Sofi, ya vas a ver y cuentas con nuestro apoyo; nosotros no te vamos a dejar solo.

SOFIA: y ustedes dos que mis niños ¿Ya saben dónde va a vivir la güera?

IRINA: pues por ahora creo que iré al apartamento donde vivió Andre, lo voy a ver y si hay que hacer algún cambio lo hago y me quedo con el.

SAMUEL: no, no, no lo siento güera pero no, ese depa no lo toca nadie. Sé que tal vez Andrea en este momento no tenga ningún problema en cedértelo, pero yo no lo voy a permitir. Ese departamento es NUESTRO lugar.

IRINA: pero ¿Cómo? Samuel y ¿Entonces yo que voy a hacer?

SAMUEL: eso es lo de menos. Quédate aquí en la casita de huéspedes en lo que consigues otro depa, pero ya te dije ese departamento no se toca y ya sé que hablaron de no dejarme solo, pero justamente es lo que quiero en este momento; así que voy a traer a Spencer y voy a salir. Los quiero.

Los tres se quedaron sorprendidos con la actitud de Samuel pero trataron de entenderlo, el tomó al perro y salió en uno de sus autos; en total silencio condujo hasta "su lugar" aquel lugar que les pertenecía y donde se pertenecían, donde eran uno solo; nuevamente el dolor y la soledad se apoderaron de él cuando al intentar buscarla por todas partes una vez más no la halló.

Caía la noche y una escena similar se vivía en Miami, Andrea completaba 24 horas de estar sin Samuel y la estaba matando deberían estar juntos, juntos ahogando esas ganas incontenibles de estar haciendo el amor en algún escenario del mundo, su mundo. Ese mundo paralelo que habían creado donde sus cuerpos y almas se volvían uno solo.

Sin darse cuenta, lo estaban siendo y desde lugares distintos en el mundo, por la fuerza de su amor volvían a ser uno solo, esta vez consumidos por el dolor que les provocaba no tenerse y sentir como cada minuto que pasaba los hacia perderse mas... Ambos en una especie de ritual tomaron una botella de vino tinto, el favorito de los dos y el preámbulo perfecto para una noche de pasión y sobre todo de mucho amor, sirvieron sus copas y él se sentó frente a la chimenea junto a su guitarra a tararear canciones y recordarla, ella se paró frente a la ventana, mientras contemplaba la ciudad también reflejaba el rostro de Samuel en la inmensidad lloraron, lloraron mucho ella hasta caer dormida y el se tiró al piso y abrió sus brazos como esperando por ella.

Minutos después se levantó de allí y fue a la cama ese lugar donde la había hecho suya tantas veces y que conservaba la fragancia de su piel, allí fue testigo de una conmovedora escena, Spencer echado en el lado de la cama de Andrea y con una expresión de tristeza. Samuel se acercó, lo tomó en sus brazos y se acostó con él en la cama, mientras se quedaba dormido y le decía ¿Tu también la extrañas verdad?

Los dos cayeron profundamente dormidos consumidos por el terror de ya no tenerse...

amor sin fronterasWhere stories live. Discover now