Capitulo 39. Puerto Vallarta 2

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ANDREA: te necesito Sam.

SAMUEL: ¿Aquí? ¿Estás segura?

ANDREA: completamente, necesito sentirme tuya de nuevo.

Samuel salió del camerino, ella extrañada se quedó allí. Él se cercioró que no hubiera nadie en los pasillos, luego entró, le puso el cerrojo a la puerta y se dirigió hacia ella.

Nuevamente la desnudo despacio, era como un arte para él apreciar su desnudez, verla totalmente excitada ante cada uno de sus besos y oírla casi suplicar porque entrará en ella. Tuvo que ponerle la mano en la boca para que sus gritos no se oyeran tras la puerta mientras la hacia suya.

Luego ambos se vistieron y trataron de pasar desapercibidos, pues no estaban muy seguros de que nadie hubiese oído la faena que acababan de tener en el camerino.

Andrea entendía cada vez menos lo que le pasaba, Samuel le provocaba de todo, la hacia tocar las estrellas literalmente, pero cada vez que tenía cerca algo que le recordara a Mateo sentía que su mundo se estremecía. Debía aclarar dicha situación, pensó que aquellas vacaciones que se daría en Bogotá con sus hermanos serían de gran ayuda; pero mientras tanto, le era imposible resistirse a Samuel y su manera salvaje de hacerla suya.

Lo que acababa de pasar simplemente la hacia desconocerse, por su mente jamás pasó antes la idea de hacerlo en un camerino. Era algo que la desconcertaba aún mas.

Mi amor ¿Estás bien? Dijo Samuel sacándola de su pensamiento.

ANDREA: claro que si mi amor, solo un poco nerviosa todavía.

SAMUEL: ¿Por lo que acabamos de hacer?

ANDREA: un poco, vámonos ya ¿Si?

SAMUEL: ¿Te arrepientes?

ANDREA: ¿De hacer el amor contigo? Jamás, es mas créeme que después de estar contigo no me siento capaz de estar con nadie mas.

Samuel se sonrojó y la besó, luego le dijo vamos mi brujita, la noche recién empieza.

Samuel había reservado el restaurante The Blue Shrimp a esa hora ya estaba cerrado al público, pero el dueño era amigo de la familia, así que no le fue difícil conseguir que extendieran el horario para ellos dos solos. Era un lugar mágico uno de los mejores por no decir el mejor restaurante de Puerto Vallarta, era estilo campestre y tenía una preciosa vista al mar.

Después de una maravillosa cena, caminarían por el centro pues habían lugares históricos preciosos para observar tomados de la mano; además el clima era perfecto.

Caminando llegarían al "Hotelito mío" un pequeño pero casi paradisíaco hotel junto a la playa en el que además había un Spa para que tomaran un delicioso y relajante masaje.

SAMUEL: Venimos por la reservación a nombre de Samuel del Junco.

RECEPCIONISTA: claro señor, en el cuarto los esperan las masajistas.

SAMUEL: okey, muchas gracias...

Andrea apenas escuchó que eran masajistas mujeres interrumpió y dijo no señorita, no queremos ese servicio.

SAMUEL: mi amor ¿Cómo no? Señorita claro que tomaremos el servicio.

Andrea lo tomó de la mano y se alejaron un poco, luego le dijo no tomaremos el servicio mi amor, no dejaré que ninguna mujer que no sea yo te ponga un dedo encima.

SAMUEL: ay mi amor, deja los celos.

ANDREA: ¿Celos? Okey, vamos a ver.

Andrea se acercó nuevamente a la recepción y dijo señorita ¿Será posible que mi masaje me lo de un hombre? Esta vez fue Samuel quien interrumpió y llevó a Andrea lejos de la recepción.

SAMUEL: óyeme no brujita ¿Cómo que un hombre?

ANDREA: ay mi amor, deja los celos.

Samuel sonrió y dijo está bien brujita, tu ganas; pero eso si, yo quiero mi masaje. Y eso tendrás mi amor, de ti me encargo solo yo dijo Andrea dándole un beso.

Ellos se acercaron nuevamente a la recepción.

SAMUEL: está bien señorita, mi novia y yo, ya nos pusimos de acuerdo y no tomáremos el servicio de masaje.

RECEPCIONISTA: okey, como gusten les entrego las llaves de su habitación y que disfruten su estadía bienvenidos.

Ellos se fueron a la habitación, realmente era un precioso lugar, contaba con espectaculares vistas y era muy acogedor.

Tan pronto entraron a la habitación Samuel se quitó la camisa y le dijo amor, lo que me prometiste lo quiero ya. Andrea dejó que él se acomodara y puso sus manos sobre él y empezó a darle un suave y relajante masaje.

SAMUEL: wow! Mi brujita que delicioso masaje, mágico como todo en ti.

ANDREA: ah ¿Si? Pues ahora si, corre a pedir el servicio de masajista.

Samuel se giró, la tomó y la subió arriba de él, ahora soy yo el que no quiere que otras manos diferentes a las tuyas me toquen; te deseo Andrea Gallardo, te deseo como un loco.

El la besó y la despojó de su bata, luego le quitó el sujetador y se deleito con sus maravillosos pechos mientras ella se estremecía y gemía, luego la levantó y la recostó en la cama donde jugueteaba con su boca por encima de la tanga, por Dios este hombre si que sabía llevarla al éxtasis; con sus dientes le quitó la tanga y luego empezó a recorrer sus largas y espectaculares piernas con su lengua. La estaba torturando finalmente la hizo llegar al clímax cuando se adueñó de su clítoris brindándole con un placentero sexo oral el primer orgasmo de la noche.

Era el turno de ella de tomar el control, asi que tal como él lo hizo, jugueteo con todo su cuerpo y lo llevó al éxtasis con un maravilloso sexo oral, esta vez él no aguanto más y entró en ella de una sola vez un tanto brusco, pero excitante él no paraba de dar embestidas fuertes que los hacían estremecer hasta que ambos al tiempo tocaron el punto máximo y él sin fuerzas cayó sobre ella; haciendo movimientos lentos que ella seguía disfrutando.

Por Dios era cierto, ya no se sentía capaz de estar con nadie mas ...

amor sin fronterasWhere stories live. Discover now